Joselito no puede estar contento de sus pupilos. Otro día será, porque me consta que José está entregado en cuerpo y alma a la ganadería. Ser ganadero es menos peligroso que ser torero, pero es tan difícil o más.
Imposible redondear una tarde en Pamplona con lo que ha salido por los chiqueros. Joselito, que se sabe las de cuaco y las otras porque es un grande del toreo, no puede estar contento de sus pupilos. Les ha faltado casta y en algunos casos fuerza, aunque en presentación han sacado nota alta. Otro día será, porque me consta que José está entregado en cuerpo y alma a la ganadería y vive en el campo todo el año, tratando de conseguir el toro que sueña. Ser ganadero es menos peligroso que ser torero, pero es tan difícil o más. Y él lo sabe, por eso no tiene motivos para estar disgustado.
Urdiales ha estado toda la tarde en su son de torero de gusto, pureza y clasicismo hasta donde le ha dejado su lote. Morenito de Aranda ha dejado ver su otra vertiente de torero enrazado en su segundo y se ha jugado la barriga con él. ¡Lástima de la espada! Y Jímenez Fortes, Fortes parece que quiere que le digan ahora, ha estado hecho un tío moviéndose entre los serios pitones de su lote como Pedro por su casa. A su segundo pudo cortarle una oreja con un poco de suerte con la tizona. Pero cuando no se puede, no se puede y además es imposible.
