Cuando debutó con caballos el pasado marzo en Olivenza no se imaginaba que la temporada estaría llena de oportunidades. Tardes ganadas a base de triunfos, en las que Pablo Aguado ha demostrado cuáles son sus armas y ha introducido su nombre entre los más destacados del escalafón de novilleros. Sabe que, cada tarde, debe tirar la moneda. A mediados de septiembre, en Cadalso de los Vidrios, salió cruz. Pero la convirtió en cara para reaparecer en Arnedo.
- “No fui a Arnedo a reaparecer y punto. Fui a por todas. El objetivo era el Zapato. Llegué al hotel vacío de entrega. Se me ha reconocido el esfuerzo”
- “Las circunstancias piden a veces que te salgas un poco de lo que es tu faena ideal y tires de raza, de amor propio, de no dejarte ganar la pelea”
- “Al caer noté cómo crujió el escafoides, pero estaba en Sevilla y no iba a ponerme a mirar la mano ni a quejarme”
- “Las pocas novilladas que hay las van a torear los que dan la cara. Aquí el futuro lo escribe uno cada vez que se viste de torero”
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