En corto y por derecho. Dejemos de marear la perdiz. Aquí hace tiempo que sabemos que no hay mujeres un poquito embarazadas. En eso, como en tantas cosas importantes, no hay término medio...
En corto y por derecho. Dejemos de marear la perdiz. Aquí hace tiempo que sabemos que no hay mujeres un poquito embarazadas. En eso, como en tantas cosas importantes, no hay término medio. Otra cosa es que se juegue con la cigüeña y las campanas toquen a vísperas. Pregunta inocente: ¿Seguirán los policías haciendo y deshaciendo en palcos y corrales de las plazas de toros cuando el sol comience a apretar y se abra la flor del espectáculo del año 2011? Quien puede hacerlo -que no es otro que el Gobierno- ¿les habrá apretado las tuercas a los cómitres de ayuntamientos y diputaciones que siguen haciendo pliegos subasteros y leoninos, imposibles de defender para cualquier empresa seria? ¿Continuaremos viendo pasear arriba y abajo por los callejones, jacarandosos y amenazantes, a esos agentes de la autoridad que nos están haciendo tanta falta en la persecución del delito y la detención de los delincuentes? ¿Seguirá siendo habitual que en los apartados decida qué toro tiene o no tiene trapío un policía en la segunda actividad? Pues si es así, NO ESTAMOS EN CULTURA por mucho que lo digan algunos de los “siete magníficos” en sus declaraciones al primer extraordinario de Aplausos. Y conste que hay policías con competencia demostrada durante largas trayectorias que se pueden quedar en la Fiesta, pero no como autoridad sino como expertos adscritos a un cuerpo especial que sea al toreo lo que son los árbitros al fútbol. ¡Ah! Y sujetos a que se les abra expediente cuando se equivoquen con daño para toreros, ganaderos, empresa o la Fiesta en si. Y sometidos al dictamen de los órganos directivos –que también deben ser creados- y a las sanciones correspondientes, y hasta a la suspensión definitiva si el desafuero tuviera graves consecuencias. Que quede claro. De lo contrario, todo habrá sido una engañifa propia de políticos en retirada.
