En un arrebato de incultura que ya dura décadas, la ecología ha ido perdiendo peso en las demandas de la sociedad. Es más, da la sensación de que la búsqueda de un equilibrio ecológico a través del trato responsable con la naturaleza y el medio ambiente, no es un objetivo ni un discurso diario de los países occidentales. La fuerza del mensaje ecológico, de tanto calado desde los años setenta, ha perdido peso, presencia y pegada social en beneficio del llamado bienestar animal. El animalismo y sus variantes. Es más, el animalismo ha suplantado al ecologismo y, además, se ha convertido en su mayor enemigo. Animalismo y ecologismo, no sólo no son lo mismo, son antagónicos.
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