Desde el 29 de octubre hay colas de aficionados en las taquillas de la Monumental de México, impacientes por sacar entradas de la corrida en la que reaparecerá José Tomás tras seis años de ausencia. La noticia es sagrada y la opinión libre, y ateniéndonos a ese axioma periodístico es preciso reconocer que hay que remontarse a Joselito y Belmonte -y después a las épocas de Manolete y El Cordobés- para encontrar un caso de tirón taquillero parecido al del torero de Galapagar. José y Juan son casi la prehistoria, pero también de los días del “monstruo” de Córdoba hasta aquí han pasado muchos años en los que grandiosos toreros han hecho historia y estarán para siempre en el Olimpo de los dioses del toreo, pero que hayan atraído al público como para hacer cola tres meses antes de la fecha anunciada para su actuación, ninguno. Al César lo que es del César.
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