Se queja mi amigo y compañero Molés en Aplausos de que han pasado las elecciones y ni en campaña ni después se ha acordado nadie de la fiesta de los toros. ¡Bendito sea Dios! Que los políticos nos ignoren puede ser una señal esperanzadora puesto que siempre que nos echan cuentas es para constreñir nuestras libertades prohibiendo el espectáculo taurino en tal o cual plaza, e incluso para insultarnos vilmente sin el mínimo recato.
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