Hay un torero cuyo techo está situado justo donde él quiera. Cuenta el azar, claro, pero la suerte a veces es un porcentaje menor en el camino de crecer. Hay un torero que tiene el toreo metido en su ADN, no se sabe bien porqué, nada taurinista, que expresa la máxima de Belmonte con bastante rigor. Se torea como se es. Hablo de un hombre inteligente, capaz de mantener una conversación hablando del Ulises de Lloyce, descifrar la situación política como el mejor de los analistas y profundizar con naturalidad sobre el desinterés del éxito y la fama y el apego a torear cada vez mejor. Talavante.
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