Se habla de que el toreo es fiesta de luz. Imagen. Pero el toreo se ve y se escucha. Y sobre todo, la Fiesta tiene un sonido inimitable que sale de la garganta y el cuerpo de quien la contempla. El toreo es una fiesta de sonidos. De voces. Los sonidos que dicen olé o ay. O los que expresan fonéticamente el cabreo o la frustración o la desesperanza o el miedo. O el terror. Estoy convencido de que el hombre ganaría mucho aprendiendo a callar antes de aprender a hablar. Y, sin embargo, abomino de las corridas mudas.
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