La ganadería de Alcurrucén protagonizó en San Isidro uno de los capítulos más emocionantes que se recuerdan en los últimos años. Y todo ello gracias a Malagueño, un toro excepcional premiado con la vuelta al ruedo y que permitió a David Mora vivir todo un sueño en la misma plaza que a punto estuvo de arrebatárselo. Malagueño fue un toro bravo de verdad, de los que dan prestigio y categoría a una divisa que, en este caso, la tiene por sus triunfos cosechados año tras año con una regularidad aplastante. Un toro que ensalzó las virtudes del encaste Núñez y que puso de acuerdo a una afición exigente. Año tras año, Alcurrucén sigue siendo una ganadería referente en las plazas grandes.
- “Malagueño fue muy completo y tuvo la misma regularidad desde que salió hasta el final. Tuvo una gran clase, mucha calidad, una bravura buena, que una cosa no está reñida con otra. Y tuvo mucha humillación”
- “Es la primera vez en San Isidro que dos años seguidos se le da la vuelta al ruedo a un toro de la misma ganadería. Eso no es nada fácil. Los dos fueron dos grandes toros”
- “Malagueño y Jabatillo eran hijos del mismo padre, 113-Licenciado, un semental figura de la ganadería. Y eran de la misma camada, se podían haber lidiado juntos el año pasado”
- “En el espectáculo debe haber emoción y para eso no cabe duda de que el toro tiene que ser encastado, con una particularidad, el toro bravo es el que marca las diferencias entre los profesionales”
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