Cuando él se encuentra feliz, ilusionado, rodeado de su gente, de los de verdad, es capaz de crear, ante el toro, obras de inenarrable belleza, hondura y transmisión.
Finito de Córdoba sigue siendo el mismo torero de inmensa calidad, capaz de poner la plaza en pie, de poner de acuerdo a todos, con tres muletazos, sin embargo es otro muy diferente, al del año pasado, en disposición, ilusión, estado de ánimo.
Juan Serrano es, ante todo y por encima de todo, un gran artista, tiene alma de artista, y por ello persona de gran sensibilidad, a la que cualquier cosa que ocurra en su entorno, puede influir, para bien o para mal, modificando su estado psicológico y este, obviamente, condiciona su comportamiento en la plaza. Cuando él se encuentra feliz, ilusionado, rodeado de su gente, de los de verdad, es capaz de crear, ante el toro, obras de inenarrable belleza, hondura y transmisión. Ahora es uno de esos momentos pues, en plena madurez como hombre, ha encontrado un apoderado -Simón Casas- que también tiene alma de artista, por lo que se comunican a la perfección, ya que hablan el mismo idioma.
Su preparación en el campo es muy intensa, está fortísimo, como pudo verse hace pocos días en el festival de Requena, donde triunfó a lo grande. Todos los buenos aficionados le esperan con gran ilusión para la campaña que acaba de empezar. Está en los carteles de Castellón y Valencia para empezar, después vendrán Córdoba, Madrid, etc, etc… Se ha quedado fuera de Sevilla, plaza a la que él tiene especial respeto y apego, pues siempre dijo que es una de sus plazas preferidas. ¡Todo se andará!.
Pero empecemos por el principio. Acaba de matar un toro en el festival de Murcia y después la gran cita, el día 3 de marzo en Castellón con fuenteymbros. Allí estaremos con la esperanza de ver una de sus excelsas faenas, pues dado el momento en que se encuentra, a poco que sus toros se dejen, seguro podrá expresarse y derramar sobre el ruedo castellonense, esa sinfonía de elegancia, profundidad, hondura, empaque, que es su majestuoso toreo.
