La pincelada del director

A la caza del aficionado itinerante

José Luis Benlloch
domingo 05 de mayo de 2013

El Juli dejó los hospitales y volvió a casa, un alivio, atrás quedan días de incertidumbre y un reguero de rumores que habría que desmentir con mesura y eficacia para evitar desconfianzas y feas leyendas. Fue la misma semana que Ferrera arreó y se serenó a la vez en Madrid, de tal manera que lo que suena a contradicción fue el secreto de su triunfo, ya lo escribí este invierno tras una larga charla con el extremeño, es El nuevo orden de Ferrera. Sucedió un dos de mayo, fecha que por cierto -aquí cabría un sonido de alarma, por favor, alarma y disgusto- fecha decía que se había convertido en un clásico en las parrillas de las teles y ahora se nos ha ido a negro en términos televisivos como se fue la feria de Sevilla, así que el impacto de un triunfo como el de Ferrera sin olvidar las excelentes actuaciones de Morenito y Aguilar o el juego de los pupilos de los Lozano, perdieron repercusión por no decir que se dilapidaron en el limbo mediático. Todo ello con el agravante de que por esta vez no se le puede echar las culpas a los canoreas ni a las figuras ni al plus ni a la primera, que en este caso han sido las autonómicas, a las que por cierto nunca se les valoró en su justa medida, las que han dado un paso al lado para dejarnos in albis a pesar de que comparten patrón, me refiero a la Comunidad que tanta pasta le saca a la plaza y tanto uso hace de su poder de escaparate para beneficio de sus egos políticos. Pues ni así, no tuvieron empacho en mirar hacia otra parte y también apagaron las cámaras. Lo acabaremos llorando, porque quedó bien claro que la falta de público no es culpa de la tele y que nada es igual sin tele…

Lea el artículo completo en su Revista APLAUSOS

ÚLTIMAS NOTICIAS

Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando