Terminó 2010 cortando una oreja en Las Ventas y abrió 2011 en el mismo escenario. Pese a irse de vacío en sus tres comparecencias en la capital, Adrián de Torres dejó su impronta y demostró lo que es capaz de hacer. Confía en sus cualidades, tanto que sueña con volver a Madrid porque tiene el convencimiento de que su toreo, tarde o temprano, acabará estallando. Habrá que esperarle.
PARA EL RECUERDO: “La tarde de Arganda del Rey con el novillo de Martelilla”
PARA EL OLVIDO: “Nada, de los errores y las situaciones difíciles también se puede aprender”
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