FERIA DE SAN ISIDRO

La torería de Aguado vuelve a calar en Madrid

Gonzalo I. Bienvenida
sábado 24 de mayo de 2025
El sevillano deleita a Las Ventas cortando una oreja al sexto y malogra con la espada otra faena de premio al cuarto; detalles de Juan Ortega con el peor lote

Madrid esperaba el mano a mano del arte. El cartel de "No hay billetes" se había colgado muy pronto, casi en cuanto salieron las entradas sueltas. Unos pocos llegaron a la plaza con la sentencia redactada de casa. El toreo surgió con gran belleza en el sexto y en momentos aislados de la tarde. Pablo Aguado volvió a entrar en Madrid con un toro de Torrealta en una faena memorable.

La tarde comenzó con un serio toro de Juan Pedro Domecq con dos perchas por delante en su acapachada cara. Juan Ortega quiso lancearlo con gusto, dejó algunos lances con su sello. El toro comenzó a apuntar debilidad tras su paso por el caballo. Bien medido en la brega de Andrés Revuelta. Ortega lo empujó en un buen inicio a media altura a dos manos. El toro echó muy pronto el freno de mano. El sevillano dejó detalles como un cambio de mano, algún trincherazo y varios muletazos sueltos. Por el izquierdo a la falta de vida se sumaba que reponía muy pronto. Mató de media estocada tras pinchazo.

El segundo fue un toro ancho de sienes, zancudo y amplio. Pablo Aguado, que había estrenado su tarde con preciosos delantales en el quite al toro anterior, trató de recibirlo con suavidad. Se le hicieron las cosas bien en la lidia. En la muleta resultó un toro noble que se vino a menos sin posibilidad triunfo. Aguado lo intentó con parsimonia. Dejó dos pinchazos y una estocada atravesada.

Fino, con la cara colocada y de buenas hechuras fue el tercero. Serio en su conjunto. Juan Ortega le echó los vuelos de su capote pero el toro no respondió con humillación. Perdió las manos tras pasar por el caballo. Lo cuidó Jorge Fuentes en la brega. En el inicio de muleta se dobló el sevillano dejando dos carteles de toros, uno especialmente por el pitón derecho. La faena no cogió tono por la falta de fuelle del toro. Ortega alargó en exceso enfadando al personal. Estocada corta en lo alto.

El cuarto fue un toro armado por delante pero estrechón de culata. Generó muchas protestas. Pablo Aguado se abrió de capote pronto dejando buenas verónicas, especialmente por el pitón derecho. Entró en quites Juan Ortega con unas preciosas chicuelinas y una lenta media verónica. En la muleta fue un toro obediente y con buen son. La faena estuvo condicionada por las protestas por la falta de remate comentada. No le influyó a Pablo Aguado, que pegó muletazos de extraordinario trazo. Con la mano derecha, erguido, muy natural. Parte de la plaza sí entró en la bella y comprometida faena. El toro se acabó, poniéndose brusco y sin el ritmo inicial. No le salió el torero final planteado al sevillano. Media estocada defectuosa y un descabello.

El quinto fue el último cartucho de Juan Ortega en este San Isidro. Un toro amplio, hondo pero de buena expresión. Juan Ortega lo embebió en su capote con la suavidad de su toreo. En un quite por tafalleras lo acompañó por alto para ayudarle. Brindó al maestro Roberto Domínguez una faena iniciada con ayudados por alto. El toro se vino muy pronto abajo, de escaso poder y fuelle. Ortega, que siempre le dio el pecho, trató de ofrecerle diferentes alturas y distancias para animar la embestida pero no hubo forma de transmitir dada la falta de raza del oponente. Estocada corta delantera.

El sexto fue un remiendo de Torrealta, serio en su cinqueña expresión, con presencia. Pablo Aguado lo lanceó con cadencia de salida, el toro respondió con humillación. Cumplió en el caballo. Aguado empezó la faena alternando trincherazos con derechazos acompañados. Madrid supo esperar el toreo de cante grande. Aguado entendió perfectamente al toro de Torrealta, dándole sus tiempos, sin meterle prisa. Surgió el toreo que se queda grabado en el recuerdo por su gusto, por su naturalidad, por su clasicismo, por su verdad. Al natural lo bordó sin forzar la figura, llevándolo con temple hasta el final. Una serie más de embroque, la siguiente limpia en los finales vaciando con la muñeca. Madrid se emocionó con Aguado que traía a la mente la gracia del niño de Pepe Luis inmortalizando a Ropavieja de Torrealta hace cuarenta años. El toreo eterno. El final no pudo ser más torero, a dos manos, hacia los adentros. Estocada desprendida. Y una oreja de ley.

Madrid, sábado 24 de mayo de 2025. Toros de Juan Pedro Domecq y Torrealta (6º). Bien presentados aunque de pobre juego por su falta de raza. El mejor, el sexto, que tuvo calidad. Juan Ortega, silencio, silencio y silencio tras aviso; Pablo Aguado, silencio, ovación con saludos y oreja. Entrada: Lleno de "No hay billetes". Actuó de sobresaliente, sin intervenir, Álvaro de la Calle.

    Síguenos

    ÚLTIMAS NOTICIAS

    Cargando
    Cargando
    Cargando
    Cargando
    Cargando
    Cargando
    Cargando
    Cargando