A la Feria de Julio la arrastraron entre emociones, pasión, polémica, dos llenos, dos, quién lo iba a decir, buen toreo, diría que toreo muy diverso, el que corresponde a tauromaquias muy variadas y gran presencia mediática que en la coyuntura que vive la vieja dama valenciana supone vida, así pues… objetivo cumplido. Felicítense. También hubo algún gazapo -literal-, ciertos excesos que no se pueden tolerar a riesgo de que el toreo pierda su esencia caballerosa -mismamente, el tratamiento que se le dio al presidente Moreno fue más acorde a un estadio que a un coso taurino- y hubo un entreguismo, esperemos que coyuntural, del que poco a poco hay que escapar.
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