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Alberto Aguilar: “Los empresarios hace falta que llamen pero para contratarme, no para felicitarme”

La última faena importante de la temporada en Las Ventas llevó su firma. Fue en Madrid, como otras tantas veces, donde salió a relucir la versión más artista y clásica de Alberto Aguilar, una dimensión que como él mismo asegura no ha podido demostrar cuando ha querido debido a las circunstancias de su carrera. “Yo sentí mucho la faena, pegué naturales como a mí me gusta. Hubo momentos, sobre todo a partir de de la primera tanda, que se me olvidó hasta el cuerpo, no me fijaba en nada, gozaba viendo pasar el toro cerca de mí, notaba que lo llevaba toreado y envuelto en los vuelos de la muleta. Me olvidé de todo y me centré en vaciarme. Cuando un torero disfruta de esa manera como lo hice yo es complicado explicarlo con palabras”, declara el madrileño en la última entrevista publicada en la versión impresa de APLAUSOS, realizada por nuestro compañero José Ignacio Galcerá.

A pesar de ello, el torero salió con un sabor agridulce de la plaza: “Me fui satisfecho conmigo mismo pero a la vez jodido porque de haberse echado el toro le hubiera cortado la oreja. El triunfo lo tenía seguro porque había cuajado al toro, tampoco fue culpa de la espada, ya que estaba en un sitio donde los toros tienen mucha muerte pero tardó en doblar y con el descabello se fue todo al garete. Lo que no me podía esperar era que después de cuatro descabellos la afición me obligara a dar la vuelta al ruedo… En ese momento sentí que había ocurrido algo importante”.

Sin embargo, ¿esa docena de naturales que dio al toro de Palha arreglan la próxima temporada? “Deberían de ayudar, lo que estoy notando es que la actuación del otro día ha calado mucho. Cuando uno está bien a secas recibe llamadas de los amigos pero cuando ocurren cosas bonitas y de más trascendencia te llaman personas que no suelen hacerlo. Está claro que si le hubiera cortado la oreja ayudaría mucho más pero la suerte no estuvo de mi lado, aunque tengo el presentimiento que el próximo va a ser un año bonito como sucedió temporadas atrás”.

¿Esas llamadas poco habituales son de algún empresario interesándose de cara al año que viene?, pregunta el periodista: “No, no, no… Los empresarios hace falta que llamen pero para contratarme no para felicitarme -aclara el madrileño-. Cuando los toreros estamos bien o mal ya lo sabemos nosotros mismos”.

Aguilar, pues, espera otro tipo de llamadas. Aguarda conversaciones que finalicen en contratos. Sea con la ganadería que sea: “Ahora mismo he llegado a un punto de mi carrera que me da igual el nombre de la ganadería que vaya a estoquear. Me centro en los toros que salen, no en el hierro que llevan, si embisten trato de torearlos bien y si no, intento estar por encima de sus condiciones. Con esa mentalidad es con la que me visto de torero y salgo a la plaza”.

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