La pincelada del director

Alternativas al pensamiento único

José Luis Benlloch
domingo 22 de mayo de 2011

Al impacto de José Tomás por esta vez en los despachos -el 23 en Valencia-, le sucedió el de Josemari en los ruedos, esta vez en el de Las Ventas nada menos. El de Manzanares y también el de Talavante, no sería justo olvidarlo, aunque por ahora todavía, subrayen el todavía, no ha tomado el vuelo social de su amigo de Alicante que tiene sitio preferente en los vuelos de la comunicación más avanzada y calado en el imaginario colectivo. El perfil social de los toreros entiéndalo en el mejor de los sentidos y no lo desprecien, en todo caso exijan que tenga estilo y dignidad. Pese a lo arisco de sus planteamientos -y al autismo informativo que practicó- Tomás alcanzó ese punto social al que me refiero: estar en boca de todos, de los aficionados y de los que no lo son, que es justamente lo que le supuso su gran eclosión, lo que hizo crecer su leyenda y no digo las exageraciones, que también. Esa combustión de aficionados de toda la vida y advenedizos que se dio con Tomás y con todos los grandes mitos, es justamente lo que llena las plazas y da vida al toreo. Que los telediarios te disputen, que las señoras pidan ir a verles, que los aficionados fetén asientan, que retrate bien junto a los ídolos de otras disciplinas, que éstos les correspondan… eso son los termómetros que indican que el perfil social está activo. La mejor señal.

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