Del color del cobre, hasta las canas de su pelo quieren ser negras. Los años que tiene y que se han fugado de ese mapa de sol y esperanza que es su rostro, han hallado patria en su caja de limpiabotas de madera sobrante del arca. No la de Noé, sino de la Alianza. Tiene la mirada lenta del halcón veterano, la agilidad aún precoz de sus manos al cambiar de mano el cepillo, y la rutina aún no aprendida de quien trata de vivir este tiempo con las artes de birlibirloque de hace seis décadas. Como el toreo. Es orgullo ciento por ciento. Le dicen El Moro. Se llama Antonio y es gitano por la gracia o desgracia de Dios. Lleva en Badajoz más años que Badajoz. Limpia zapatos, vende lotería que nunca toca, cupones de ciegos que ven, narra leyendas sin copirray, cuenta mentiras que deberían ser verdad. Es eso que se nos va sin irse del todo. De tal forma, que uno no sabe si el que se queda es él y su mundo de limpiabotas y somos nosotros los que nos vamos. Los que ya nos fuimos. Los que quizá nunca estuvimos.
Los mozos de espada de la Comunidad de Madrid han celebrado este sábado en la…
Pasadas las dos de la tarde, en un frío y escueto comunicado, la Real Maestranza…
Tras su estreno en Sevilla, la Peña Francisco Montes “Paquiro” de Chiclana ha presentado el…
Se pone fin a la era Pagés tras noventa años como empresarios de la Maestranza
Un accidente de tráfico se ha llevado la vida de este joven novillero, que ahora…
Colombo hará doblete en su tierra, en una feria en la que debutan los jóvenes…