Vivaz, rápido, se remueve en la silla ante el periodista con energía, le aflora el temperamento, anda alerta y resuelve con facilidad. Es Ferrera en estado puro, tal cual se manifiesta ante el toro. Somos amigos, eso lo sabemos los dos, pero no se da tregua y aspira a que cada respuesta sea la biblia, la suya claro, y la defiende hasta agotar cada argumento

