"Me siento un privilegiado por ser torero, por haberme guiado por el camino del instinto y por no buscar un reconocimiento de nadie sino mi propia felicidad. Gusta que lo que hace uno en la plaza emocione al público, pero lo más maravilloso es disfrutarlo por dentro. Esa sensación es muy bonita y muy íntima". Son palabras de Antonio Ferrera, quien protagonizó ayer un coloquio en la sede del Club Cocherito de Bilbao, acompañado por el novillero José Garrido, a quien apodera junto con Raúl Gracia "El Tato". "Del maestro aprendo cada día, cada instante que compartó con él. Valoro la forma de transmitirme una educación taurina que sé que es importante para caminar por esta profesión", explicó Garrido.
Durante más de una hora el coloquio -conducido por nuestro compañero Iñigo Crespo- sirvió de salvoconducto para hablar de toros. Sin tapujos y sin guiones. Ferrera y Garrido. Maestro y alumno. Figura del torero y novillero puntero. "No creo que mi carrera haya sido dura. Ha sido como ha sido, cada uno tenemos un camino y al final las trayectorias son como los encefalogramas: hay altos y bajos", reconoció Antonio Ferrera, quien no ocultó: "La persona y el torero son un todo imposible de separar. En ocasiones el torero salva a la persona y otras es el ser humano quien salva al artista". Sobre el presente, el torero admitió: "No me gusta hablar de momentos, me gusta sentir mi profesión con libertad y viviendo muy dentro el sueño constante del toreo".
José Garrido no se apartó de las reflexiones de su apoderado y maestro. "Frente al toro es lo que manda: el sueño y la libertad", afirmaron los dos. El novillero reveló: "La ilusión que tengo por plasmar en Madrid y en Sevilla lo que he podido sentir y hacer en Valencia". A lo que apostilló Ferrera: "No me gusta marcarle lineas a José Garrido. Mi papel es estar ahí. Pero quien debe mascar sensaciones y adquirir la experiencia que te aporta esta profesión es él. Lo demás, son interferencias. Y no son buenas ni en la vida ni en el arte".
Como conclusión, Antonio Ferrera no dudó en reconocer: "La vida me ha enseñado a perdonarme todo" y sobre su capacidad frente al encaste Albaserrada, argumentó: "No me gusta que digan que soy especialista de nada porque no lo soy. Los toros tienen entresijos en sus embestidas y nuestra obligación como toreros es buscarlos y crear con ellos una obra imperecedera".
Ambos protagonistas trenzaron su relación personal, reflexionaron sobre su relación con el público, con la prensa, incluso tuvieron tiempo para recordar novilladas sin picadores toreadas en Vizcaya.
(Foto: Manu de Alba)
