Lo suyo creó tendencia, dicho en términos actuales. Fue una manera de embestir, un estilo de bravura nacido de un estilo de vida que satisfacía a toreros y aficionados. Todavía se buscan esas formas, bravura más obediencia es la clave y cuando no aparecen se añoran. El pecho por delante, humillados, espectaculares, también obedientes… son los toros del Conde, argumento de tantas y tantas leyendas, los mismos que permitieron que tantos y tantos, ganaderos y toreros, triunfasen, son los inolvidables condesos.
-“Aquí nunca se eligió un solo semental por su cara, se elegían por bravos. A Ordóñez no le importaba que tuviesen poca cara aunque se dijese que los que embestían eran los de mucha cara. Sabía que embestían todos y se fijaba más en lo que venía detrás que en los pitones”
-“Para hacer el avión hacen falta dos condiciones. Tener muchos pitones y embestir a pitón cambiado. Y tiene que ser muy bueno, los malos tratan de embestir de frente, los buenos si embisten a pitón cambiado tuercen la cara para coger la muleta”
-“La decadencia llega por una equivocación de mi padre y por un cambio de tendencia. Se deja de demandar lo que ha sido la bravura de toda la vida, la del toro entregado embistiendo con los riñones y se comienza a buscar lo que luego se llamó el toro artista…”
-“La obligación del toro es coger, está criado para coger, que luego coja la muleta y no al torero es donde radica la nobleza. Es un animal salvaje y si lo comenzamos a dulcificar… mal vamos, bastante lo hemos dulcificado ya”
-“Esta ganadería tiene un gran defecto que a la vez es su gran virtud, que al embestir el cuarto trasero empuja al cuarto delantero y muchas veces el trasero lleva mucha más velocidad y se lo lleva por delante. De eso resulta que muchos embistan con los remos y eso no está bien visto”
Lea AQUÍ la entrevista completa en su Revista APLAUSOS Nº 1944
(Foto: Arjona)
