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Aroma de Romero el Domingo de Resurrección en la Maestranza

Alfonso Ávila
lunes 28 de marzo de 2022
A sus sesenta y tres años, lección magistral del Faraón de Camas en Sevilla, mientras Enrique Ponce corta su primera oreja en el coso de la capital hispalense

Con lleno total en los tendidos en una soleada tarde se celebró la tradicional corrida del Domingo de Resurrección en Sevilla. Se lidiaron seis toros de la divisa gaditana de Torrealta, que dieron en conjunto un juego maravilloso, siendo todos ovacionados, exceptuando los lidiados en cuarto y quinto lugar. Joselito y Ponce buscaron el éxito con empeño, espoleados por la tarde de Curro Romero. El madrileño sobresalió con el capote y en el toreo al natural en su primer toro, mientras que el valenciano se la jugó ante el sexto toro, un ejemplar bravo y áspero, con un toreo valentísimo en una labor emocionante por su entrega y ligazón que le valió para cortar la única oreja del festejo.

La tarde tuvo un nombre propio: Curro Romero. Según informaba nuestro compañero Filiberto Mira para Aplausos, no pudo comenzar mejor la tarde, con su labor a su primero. “Ovación de lujo a Curro que se ajustó con majeza en tres lances de ensueño y media de encanto. Curro Romero brinda a la Duquesa de Alba una exquisita y bellísima faena a un toro de sublime nobleza. Los clamores delirantes y el entusiasmo desbordante. ¡Increíble lo que estamos viendo al camero que ya ha cumplido sus primeros sesenta y tres años! No está tan acertado con la espada y el premio se reduce a saludos desde el tercio”.

También el crítico Antonio Lorca, para el diario El País, se hacía eco de la fabulosa faena de Curro: “Toma la muleta e inicia su lección magistral. Dos derechazos largos y un precioso cambio de mano. Ahí queda eso. Tres tandas más de toreo excelso, culminadas con un pase de pecho, una trincherilla y un pase por alto. Y el natural. El natural de Curro es distinto por su inmensidad. Erguida la planta, quietas las zapatillas, Curro torea con la cintura y sus pases saben a gloria. La obra maestra quedó emborronada por la espada y recibió una emocionada ovación”.

Con el cuarto toro, corretón y con nervio, lo esperó en el tercio y le recitó seis lances a la verónica de ensueño, ganando terreno y cerrando la tanda en la boca de riego. Sonó la música y el éxtasis se apoderó de la Maestranza.

Una vez más, Domingo de Resurección, Domingo de Curro… donde el más grande “pequeño capote” de todos los tiempos enloquecía la Maestranza año tras año.

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