Genio para unos, denostado para otros. Personalidad, arrogancia, dadaísmo, ni sí ni no, sino todo lo contrario. Querido, odiado. Las redes sociales echan humo...
Genio para unos, denostado para otros. Personalidad, arrogancia, dadaísmo, ni sí ni no, sino todo lo contrario. Querido, odiado. Las redes sociales echan humo. Fernando Arrabal no ha dejado a nadie indiferente en su paso por el Espacio Arte y Cultura de Madrid. Los ojos de los que llenaban la sala no daban crédito a lo que se presuponía una exposición sobre algo tan volátil como toros, rinocerontes y patafísica (título dixit) y se han encontrado con una especie de espectáculo de lo absurdo sin ser absurdo. El mundo al revés. Ni toros, ni rinocerontes ni patafísica.
Rompedor, transgresor, decían que provocador, Arrabal se ha mostrado en estado puro. Sin anclajes. Ha lanzado una sucesión de perlas para algunos inconexas y para otros geniales. Intercomunicación con el público. Los que abandonaban la sala, tuvieron que soportar la última ocurrencia de Arrabal: "les doy 20 euros si no se van".
Tras media hora de dimes y diretes, reflexiones, soflamas, contenidos, llegó el turno de las preguntas. La primera a tono con el contexto: 'Señor Arrabal, ¿comen tortilla de patatas los rinocerontes?'. La respuesta siguió el hilo conductor de la tarde y se transfiguró en temas varios.
Las caras del cónclave lo decían todo. Nadie salía en blanco. La noche se recordará y dará que hablar. Arrabal ha montado el taco en Madrid. Luis Miguel fue quien dijo aquello de que lo importante es que 'hablen de uno aunque sea para bien'. De Arrabal se hablará para bien y para mal. Pero se hablará. Ahí radica el éxito del taco. Lección filosófica.
