Morante es de los diestros que más se han significado por los diseños personales pero llegaba a límites tan extremos que apenas nadie le siguió. En muchas ocasiones, a la hora de valorarlos, se convenía que le sentaban bien a él porque era él, pero apenas nadie se atrevía a seguirle. Menos atrevido y muy suyo ha sido la chaquetilla sin alamares que podía sonar a novedad para los jóvenes pero fue muy habitual en el toreo de los años veinte.