El cuarto coloquio de la Semana Grande organizado por BMF y el Excelentísimo Club Taurino de Bilbao contó este jueves con la presencia del gran triunfador de la víspera: Borja Jiménez. El sevillano recogió el cariño de los aficionados que llenaron una abarrotada terraza del coso de Vista Alegre tras el impacto de su histórico triunfo. "No es fácil indultar un toro de Santa Coloma. La Quinta ha conseguido una regularidad muy importante, que para su encaste es muy complicado. El toro lo que te exige, sea del encaste que sea, es entregarte. Y eso es lo que hice", dijo. Y añadió: "En mi vida se me pasaba por la cabeza indultar un toro en Bilbao, pero siempre he tenido la virtud de soñar con alcanzar cosas grandes".
Borja Jiménez no pudo ocultar su felicidad pero confesó haber digerido el triunfo con serenidad. "Me tengo que sentir un privilegiado, han merecido la pena todos los años de espera. Cuando no estás toreando es por algo, quizá necesitaba evolucionar más como torero. Ahora estoy en un punto muy bonito como torero". Preguntado por cómo es la gloria, afirmó: "Es bonita, es bonita... el triunfo es la recompensa final de mi día a día. Los triunfos pasan pero el entrenamiento, la preparación, la mentalización que llevo es lo que le queda a uno mismo".
"Tengo en mi cabeza alcanzar en el toreo cotas que son más importantes que el tema económico", finalizó Borja Jiménez entre la ovación de todos los presentes.
HABLAN LOS GANADEROS DEL DÍA
Pablo del Río explicó en su primer intervención las cualidades principales que buscan en el toro. "Las dos cualidades que más buscamos son la fijeza y la humillación. Y son las más complicadas. En Málaga, hace unos días, triunfó David de Miranda de forma rotunda con un toro nuestro que embistió con la cara alta. Ese toro, tanto por parte de padre como por parte de madre, tenía notas muy buenas en cuanto a humillación. Por eso siempre digo que el toro, la ganadería, es una cura de humildad constante".
"La evolución de los últimos veinte años del toro es brutal. El toro de ayer de La Quinta tenía unas cualidades maravillosas pero no son fáciles de encontrar para los ganaderos. Soy de la opinión de que no hay ganaderías, no hay encastes, solo hay ganaderos", afirmó con rotundidad Pablo del Río. Y continuó: "Hoy el toro está a un nivel de excelencia altísimo. Si una ganadería tiene un año excepcional, al año siguiente no se puede permitir que no ocurra nada en el ruedo porque es un fracaso absoluto".
En la tertulia también participaron Ricardo del Río y su hijo, y uno de los hijos de Pablo del Río, que siendo la tercera generación de ganaderos en la familia están llamados a continuar con el legado de su abuelo y sus padres. "La Fiesta se tiene que adaptar a cada generación", dijo el joven Ricardo, y continuó con una reflexión: "Tiene que llegar no sé si de aquí a diez años un torero que vuelva a revolucionar la Fiesta para que dentro de un tiempo se hable de una tauromaquia de esta época como sucedió Joselito y Belmonte, Manolete, El Cordobés...".
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