El novillero daimieleño Carlos Aranda, que este domingo sufrió una cornada de 10 centímetros en la cara dorsal de la mano izquierda al entrar a matar a su primer novillo en Villahermosa, fue intervenido a última hora de la noche en el Hospital General Universitario de Ciudad Real. La operación duró más de dos horas y consistió en abrir la herida nuevamente y reconstruir los tendones que tenía dañados. El tendón número 3 estaba totalmente seccionado.
Carlos Aranda ha pasado la noche con las consiguientes molestias y dolores propios de la cornada y de la paliza que le dio el novillo una vez que estaba en el suelo. Esta mañana, aún con dolores, sentía más no poder participar esta tarde en el festejo mixto que tenía en Torralba de Calatrava (Ciudad Real), pero tiene el brazo inmovilizado y se le impide hacer cualquier esfuerzo, tal y como ha informado a este medio el entorno del torero.
En cuanto al periodo de recuperación, según han manifestado los doctores que le atendieron, dependerá de la evolución de los tendones, si bien se estima que puede superar el mes. El tiempo y la evolución marcarán su vuelta a los ruedos.
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