Javier Castaño y un gran toro de La Cruz de Hierro fueron los grandes protagonistas del último festejo de la Feria de Mérida. El toro, en el tipo Saltillo de esta divisa, remató con bravura en los burladeros para en el capote recrearse Castaño en un saludo por verónicas suaves y templadas. Buen puyazo de “El Llanerito”, midiendo el castigo, empleándose el toro debajo del peto. Los buenos pares de Salvador Moreno y Enzo Antequera, dieron pie a que Castaño dispusiera ya de un plan de faena que se caracterizaría por sobar las nobles y codiciosas embestidas el ejemplar, templándole a media altura, sacando partido al gran fondo y recorrido que el toro vendría a desarrollar tanto por la diestra como por la zocata. Con la plaza unánimemente entregada en la faena, la petición de indulto no se hizo esperar, dejando ver Castaño en ceñidísimas bernadinas la bravura del toro. Al final, toro y torero hallaron el camino de la gloria. Uno regresando a la dehesa, el otro, ganándose la admiración y el respeto de una afición que ha conquistado a primeras. Su primero de Los Aranguez se apagó pronto y su labor fue silenciada.
Otra gran actuación fue la del debutante en esta plaza, Esaú Fernández, quien con el primero de su lote, de Don Orlando Echenagucia, literalmente se engolosinó de toreo lento y encajado, sacando partido de la enorme bondad y nobleza del animal. Lo hizo en largo trasteo muleteril, labor preñada de torería, parsimonia, entrega y deseos de triunfo. La espada y lo que tardó en caer el toro, enfrió los ánimos.
No estuvo a gusto con el complicado toro de Los Aranguez, por lo que regaló el sobrero, de Los Ramírez, frente al que realizó una faena meritoria que fue premiada con la oreja.
El merideño Leonardo Rivera, salió con ambición y ganas de triunfo. Al natural se recreó en series hondas, profundas, de gran empaque, aprovechando al ralentí la embestida del astado. Cortó una oreja. Poco pudo hacer con su complicado segundo. En este, el conocido banderillero merideño Enrique Dávila se cortó la coleta.
Cerraba cartel el merideño Jonnatan Guillén, a quien la espada le privó de tocar pelo frente a su primero. El joven espada estuvo toda la tarde muy voluntarioso, por encima incluso de sus dos oponentes.
Plaza de Toros de Mérida. Martes 17 de febrero de 2015. VI corrida de feria. Toros de Los Aranguez (1º), (6º), (7º) y (8º), La Cruz de Hierro (2º), (3º), (4º) y (5º), además de un toro de regalo (9º) del hierro Los Ramírez; el 5º, Viudo Alegre, Nº 579 de 450 kilos, fue merecidamente indultado. Javier Castaño: Silencio y dos orejas simbólicas; Leonardo Rivera: Oreja y silencio; Esaú Fernández: Palmas, silencio y oreja en el sobrero de regalo; Jonnatan Guillén: Silencio y vuelta al ruedo. Entrada: Un tercio.
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Castaño y Viudo Alegre, apoteósico cierre en Mérida
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