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Castaño y Aguilar, máxima firmeza en Sevilla

HABLAN LOS PROTAGONISTAS.- Antonio Barrera: "Le ha faltado un poco de fibra en la embestida" / Javier Castaño: "A la mínima luz que vea voy a intentar meterme" / Alberto Aguilar: "He estado muy de verdad"

LA OPINIÓN DE PACO MORA: "Dámaso" Castaño

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Javier Castaño y Alberto Aguilar han protagonizado una muy interesante tarde en el festejo de hoy en la Maestranza. Ambos diestros se han mostrado firmes y resolutivos con una complicada corrida de Cuadri, en la que ningún toro llegó a romper de verdad en los engaños y ante la que Antonio Barrera fue silenciado.

El segundo, aplaudido de salida por su presentación, fue poco castigado en varas. Quitó Alberto Aguilar por verónicas y a punto estuvo de ser cogido. Puso en apuros a la cuadrilla a la hora de banderillar. Javier Castaño demostró en la muleta el buen momento que atraviesa, estando siempre por encima de las condiciones del de Cuadri, que no humilló ni se empleó. Expuso Castaño con firmeza, perdiendo sólo un paso para ligar dejando siempre la muleta adelante. Tiró con determinación del toro en cada muletazo. Puso a todo el mundo de acuerdo en un final de cercanías en el que aguantó impávido las miradas de un toro muy agarrado al piso y que nunca quiso emplearse. Pinchó antes de agarrar una estocada ligeramente contraria, que requirió del uso del descabello.

Cuidó al quinto en el caballo, al que no picó en exceso. Muy bien estuvo la cuadrilla del salmantino, tanto Marco Galán en la brega como David Adalid en banderillas, que se desmonteró quitándose así la espinita del segundo toro, al que también banderilleó. Javier Castaño, que toreó de muleta con la montera puesta, estuvo muy por encima de las condiciones de un toro sin recorrido, áspero y que nunca se entregó. Castaño optó por acortar distancias ante la imposibilidad de ligar en redondo. Metido entre los pitones, con mucha seguridad, fue sacando los muletazos uno a uno por el pitón derecho, el más potable del astado. Mató de un pinchazo antes de agarrar una estocada entera.

El tercero de la tarde derribó al piquero en un primer encuentro, empujando fuerte, y sin embargo salió de naja tras sentir el hierro en el segundo puyazo. A pesar de ese detalle de mansedumbre, en la muleta fue hasta el momento de su lidia el toro que mejor embistió, más humillado, con recorrido y transmisión. Alberto Aguilar estuvo muy centrado con el toro. Lo intentó el torero hasta en dos ocasiones por el pitón izquierdo, por donde el de Cuadri se paraba a mitad de viaje. Basó su faena por el pitón derecho, en tandas que tuvieron profundidad, ligazón y mando. Muy firme el torero, que se quedó valiente en el sitio para torear y ligar. Dejó Alberto una buena estocada con el toro esperando y buscando al torero. Tuvo que descabellar, perdiendo cualquier posibilidad de premio.

Con el castaño que hizo sexto, bien banderilleado por Rafael González, logró los mejores momentos toreando al natural, por donde el de Cuadri pareció desplazarse algo mejor, pues por el derecho embestía con la cara a media altura, brusco y sin recorrido. A pesar de ello, a final de faena también extrajo muletazos templados por ese lado, reduciendo notablemente la áspera condición del toro en una faena de enorme mérito. No anduvo fino con los aceros.

El cuarto, de preciosa cara, fue un auténtico tren por alto, largo y hondo. Un tío. Pero un tío bonito. Fue bien recibido de capote por Barrera y después realizó el animal una discreta pelea en el caballo. El sevillano, muleta en mano, se mostró firme y seguro de primeras sobre la diestra, aunque el toro comenzó a protestar y a defenderse en las dos siguientes series por ese lado. Pareció deslizarse con más nobleza y temple por el lado zurdo, pero, inexplicablemente, volvió a la diestra, por donde la faena se vino abajo definitivamente. Mató de media y varios golpes de descabello.

Aplomado en los primeros compases de la lidia resultó el primer toro de Cuadri de la tarde. Se lo pensó en varas y esperó en banderillas. Avisó el toro a Antonio Barrera en el inicio de faena de muleta, donde a punto estuvo de arrollarle. No se arredró el torero que extrajo con firmeza lo poco que tuvo el toro, al que le faltó continuidad y largura en su embestida. Mató de media estocada que requirió del descabello.

Sevilla, 17 de abril de 2012. Toros de Celestino Cuadri. ANTONIO BARRERA: Silencio tras aviso y silencio; JAVIER CASTAÑO: Ovación con saludos tras aviso y silencio; ALBERTO AGUILAR: Ovación con saludos tras aviso y ovación de despedida. Entrada: Media plaza.

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Castaño y Aguilar, máxima firmeza en Sevilla

Redacción APLAUSOS

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