Cayetano y Ginés Marín: ¡fuego a las Fallas!

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Cayetano y Ginés Marín se preparan en Zacarías Moreno

La cita es en Chinchón, en la finca El Beato, propiedad de Zacarías Moreno. El sol reparador apacigua la fría mañana. Puntual acude a la cita Ginés Marín, de más lejos llega Cayetano, que se hace de rogar. Aguardan seis vacas, una corrida de toros, lustrosas, fuertes, guapas, variadas de capa, en lo que supone una prueba exigente. Tres para cada uno, mano a mano. Curro Vázquez observa desde el callejón, atento, discreto, apenas algún cambio de impresión con sus toreros. De menos a más el tentadero, ambos corrieron la misma suerte en el sorteo, gozando de una vaca cada uno que les permitió explayarse, Cayetano lo hizo desde un arranque de faena de pura raza, de rodillas, por alto, un inicio de esos que encienden las plazas de toros; Ginés Marín, más ortodoxo, en la línea más clásica, se lució desde su gran manejo del capote y una faena sobria, de excelentes formas. A tenor de lo visto se podría afirmar que los dos llegan a punto a la cita de Valencia. “Los inicios siempre cuestan, a mí me gusta cuando termina una temporada desconectar del todo. Cuando paras por completo volver a arrancar lleva su tiempo. Eso tiene también su ventaja y es que inicias el año con más ganas”, apunta Cayetano al comienzo de la conversación. Se le nota más motivado que nunca, le comentamos: “Más que nunca no lo sé, pero muy motivado sí estoy. El año pasado eché una temporada en la que disfruté delante del toro. Y como estoy más cerca del final de mi carrera, pues también tengo ilusión por aprovechar el tiempo que me quede”, confiesa. A Cayetano se le ve fino, fibroso, muy delgado: “Sí, estoy muy delgado. De hecho, este año contaré con apoyo de un nutricionista para darme el punto de rendimiento que necesito”.

Ginés Marín: “Los compromisos de principio de año son complicados y las Fallas son el primer examen serio para todos los toreros. Valencia es una plaza que pesa mucho”

Ginés Marín parte este año tras una temporada 2022 muy regular, donde cosechó triunfos en algunas de las principales plazas del curso, caso de Sevilla, en Abril y en San Miguel, Santander, San Sebastián, Bilbao, Zaragoza y la misma Valencia: “Las Fallas son el primer examen serio para todos los toreros. Es una plaza que pesa mucho y en la que cuesta trabajo por la falta de rodaje que traemos del invierno. En mi caso, la única puerta grande que tengo en Valencia fue en Fallas, pero es curioso que mis mejores tardes han sido en la Feria de Julio, las grandes faenas han sido en verano, como el año pasado, con una tarde muy bonita”. No es casualidad esta circunstancia en el caso del extremeño, que reconoce: “Siempre se me han dado mejor las temporadas de mitad en adelante que en los inicios. Los compromisos de principio de año son complicados, traes todas las incertidumbres del invierno, no llegas con el rodaje óptimo de torear seguido, por lo que todo tiene mucha más presión y responsabilidad. También tiene alguna ventaja y es que llegas con el depósito de las ganas completamente lleno”.

La jornada de campo ha dejado satisfecho a Cayetano, pese a que se confiesa poco amigo de los tentaderos: “Tengo que mantener un equilibrio entre el campo que hago y la preparación técnica al margen de la práctica. Se me hace monótono tanto campo; reconozco que cuanto más toreo me vuelvo más técnico pero pierdo frescura. A mí me gusta mantener un equilibrio que me permita tener la frescura adecuada para dejar que fluya la inspiración. Si toreo muy seguido corro menos riesgo porque gano en seguridad pero no siento el toreo de la misma manera. Tengo que medirme para que mi toreo no se mecanice”.

-El toreo precisamente lo que no debe ser es mecánico.

-Eso es. Prefiero arriesgar un poco más pero vivirlo y sentirlo de otra manera. Ginés Marín es el caso opuesto. El extremeño lleva a gala aquello de que las temporadas se hacen en los inviernos, así que la fórmula es clara: campo, campo y más campo. “En ocasiones la preparación del invierno empieza a dar la cara a mitad de temporada. Yo confío mucho en el trabajo que se hace durante estos meses”, señala.

Cayetano: “La preocupación de cómo vas a responder en una tarde de tanta responsabilidad existe. Pero este año estoy muy motivado y eso me ayuda a llevar mejor la incertidumbre”

-¿En la puesta a punto prima la parte técnica o la mental?

-Los aspectos técnicos los comento mucho con mis banderilleros, se habla de esas cuestiones porque hay muchos matices, pero mi focalización va a la mentalización para tener las ideas claras delante del toro y la cabeza despejada.

-La receta le funciona de maravilla en los escenarios grandes.

-Más allá de la responsabilidad que conllevan esas plazas, siempre me he encontrado más a gusto, más torero y más yo en los escenarios importantes. Aunque generan mucha presión, he sentido que en esos momentos me he venido arriba y he sacado mi mejor versión. La temporada pasada fue así, donde mejor me mostré fue en las plazas importantes.

MARCAR TERRENO

Ambos toreros han arrancado pronto sus particulares temporadas. Tanto Cayetano como Ginés Marín estuvieron anunciados en Valdemorillo. También han coincidido en algún festival benéfico, como el celebrado en Navalcarnero para ayudar a la Sociedad Española de Cirugía Taurina. Ahora vuelven a acartelarse juntos en Valencia. En el caso de Cayetano, ha iniciado su campaña más pronto que nunca. ¿Una declaración de intenciones?, preguntamos: “Todo lo que hacemos los toreros son declaraciones de intenciones. Para bien o para mal. La intención es golpear y triunfar en Valencia. Esta es una temporada que viene con mucha competencia, hay muchos toreros que generan gran interés y los puestos van a estar muy limitados, por eso hacer un inicio de año fuerte va a ser muy importante”. Ginés Marín parte desde su consolidación en las ferias principales de la temporada: “He tenido años mejores y otros peores, como es lógico, pero ahora mismo estoy toreando en las ferias aunque esa no es mi meta, no es lo que busco. Lo que quiero va mucho más allá y de ahí mi preocupación por crecer y dar mi mejor versión”.

-La carrera por lograr esos objetivos, ¿va más lenta de lo esperado o a su tiempo?

-Va más lenta de lo que me gustaría. Para qué voy a negar que me hubiera gustado ponerme en máxima figura el primer año de alternativa. Cosa que no es nada fácil y que quienes lo han conseguido a lo largo de la historia se pueden contar con los dedos de una mano. Entiendo que el ritmo más normal sea el que llevamos otros toreros. Pero no voy negar que me gustaría que mi ascenso como torero fuese más rápido. Pero sigo en mis trece y no voy a parar hasta conseguir estar donde creo que puedo estar. Cuando decidí ser torero sabía que el camino no iba a ser fácil. No se puede tirar la toalla a las primeras de cambio, hay que asumir los tropiezos y remontar los momentos complicados.

-A Cayetano le sienta especialmente bien Valencia.

-En mi primera tarde allí como matador de toros abrí la puerta grande. Me gusta mucho la Feria de Fallas, Valencia es una plaza con una gran afición. La preocupación de cómo vas a responder en una tarde de tanta responsabilidad existe pero dependiendo del momento en que cada uno se encuentre lo llevas de una manera o de otra. En este caso, estoy muy motivado y eso me ayuda a llevar mejor la incertidumbre que supone siempre ponerte delante de un toro.

Entre los episodios que se recuerdan del paso de Cayetano por Valencia está el de aquellas Fallas de 2011 cuando su toro del maestro Capea clavó el pitón derecho en la arena y se lo partió por la cepa. Lejos de aliviarse, entró a matar con el brazo izquierdo por el pitón íntegro: “Es la única vez que lo he hecho. Recuerdo que mi tío abuelo Luis Miguel lo hizo una vez por el mismo motivo. Me acordé de él y lo improvisé, no lo había entrenado nunca. Sinceramente, fue una locura, pero esas cosas son de toreros, dar ese paso adelante, apostar, arriesgar y lanzar la moneda forma parte de nuestra vida y de nuestra forma de ser. También le digo que espero que no se vuelva a partir ningún toro el pitón…”, confiesa entre risas.

-Fue un arranque de raza muy de Paquirri.

-No lo sé… esos arranques de raza generan más presión que otra cosa porque esperan que lo repitas más veces.

-El gesto no pasó desapercibido por la dificultad técnica que entraña.

-Hay que tener en cuenta que el agarre de la espada es diferente, eso para empezar, pero es que además no estás acostumbrado a hacer la suerte hacia el lado contrario. Recuerdo incluso que el toro me dio con el pitón izquierdo en la pierna derecha, que es la de fuera. Fue un momento muy extraño que espero no se vuelva a repetir. Me salió así en ese momento, me acordé del gesto de Luis Miguel y quise tener ese detalle con el público de Valencia.

El mejor recuerdo de Ginés Marín en Valencia cabe situarlo en octubre de 2016 cuando firmó una faena de ensueño en el festival homenaje al recordado niño Adrián: “Sin duda”, confirma el extremeño, que lo justifica así: “Fue una tarde de mucha emotividad, no solo por la importancia del triunfo, que la tuvo y mucho para mí, sino por lo que era y las circunstancias que se reunían. Aquel recuerdo de la salida a hombros con Adrián fue muy emocionante y guardo la imagen con mucho cariño”.

-Hasta la fecha es el último rabo que se ha cortado en Valencia.

-Sí y hacía veinticinco años que nadie lo hacía. No es nada fácil.

-¿Qué le dice la corrida de Montalvo?, preguntamos a Ginés Marín.

-He matado bastantes corridas, es una gran ganadería, Juan Ignacio conoce muy bien lo que tiene. Le tengo mucha fe a la ganadería y he podido triunfar con ella en alguna ocasión en Madrid. Me han dicho que es una corrida buena de hechuras y en esta ganadería influye mucho el toro con hechuras y armonía.

COMPROMISO Y ESPADA

-¿Con qué armas llega Cayetano a Valencia?

-Con la del compromiso. No me queda más tiempo del que ya llevo, de hecho no me queda tanto, así que voy a aprovechar cada día y tomármelo como el más especial, como una experiencia única de cara a la cuenta atrás. Estoy en ese punto de disfrutar de la profesión al máximo. Quiero hacer una temporada extensa. Mi ilusión es poder ir a todas las plazas importantes. Y tengo un reto conmigo mismo, superarme día a día, afrontar los miedos de la forma más honesta posible.

-¿Se plantea una retirada definitiva?

Ginés Marín: ”Siempre me he encontrado más a gusto, más torero y más yo en los escenarios importantes. En esos escenarios me vengo arriba y saco mi mejor versión”

-Es ley de vida, más que nada por edad. Tengo 46 años y es una profesión que conlleva mucho desgaste, y para estar al nivel y a la altura a la que yo me exijo necesito estar en unas condiciones que con el tiempo van mermando. Es inevitable que el fin de mi carrera se va a acercando. No sé decir cuándo. Nadie se plantea una retirada a un tiempo vista. En mi caso, al final de cada temporada decido si el año que viene será el último o no. Así he ido tirando… hasta que el cuerpo y la mente aguante.

-Habrá que esperar a Zaragoza, entonces.

-Este año no me retiraré, supongo, pero el año que viene habrá que esperar a final de temporada.

La baza principal de Ginés Marín es una espada como un cañón. El extremeño y la suerte suprema gozan de un romance que aúna belleza y una eficacia demoledora: “Me da un poco de miedo cuando me lo cantan mucho. Es verdad que es una suerte que tengo muy hecha y disfruto mucho matando bien los toros pero es cierto también que se pierde el sitio rápido. Siempre he pensado que entrar a matar es una situación muy mental en la que hay que estar muy positivo. Ahora me encuentro muy seguro”.

-Que dure la racha, pues.

-Eso. Que dure.