Tomando como punto de referencia la época que marcaron con su sello Joselito y Belmonte, que ha pasado a la historia como la Edad de Oro del toreo, hay datos y señales muy claras que dan pie para pensar que allí nació el embrión de lo que había de ser la evolución del toro de lidia e incluso del toreo actual. Con el Pasmo de Triana y el Coloso de Gelves se produjo un punto de inflexión, además de en lo puramente taurino, que comenzaría a diseñar la historia moderna del espectáculo basado en la lidia del toro bravo.
