Juli, Pablo Hermoso, Roca, Perera… han ido a favor de obra a Bogotá. Hay un grupo de no, que no se entiende porque no. Yo no digo que toreen gratis, que bien podría ser, digo que toreen, la que sea, el día que sea, con quien sea. Por la libertad. Y si no torean, que vayan.
A los exiliados, a los emigrantes, todo éxito que alcanzan es sólo una lágrima que se escribe así: volver. Volver a la patria. Volver a casa. Algo nos pasa a nosotros, a los exiliados de Cataluña y Barcelona en ausencia de toros, a los emigrantes de la Tauromaquia. El éxito de nuestra libertad recuperada sólo es papel mojado en el que no cabe esa lágrima que se llora en el exilio y que se escribe así: volver. Cada día que pasa sin que nadie responsable escriba en voz alta un “volvemos” de orgullo, el exilio se me hace insostenible. La última corrida deja de tener sentido porque sigue siendo la última. Seguimos en el exilio.
Emigrantes sin que nadie nos diga: esperad, volveremos. Un emigrante es un hombre al que le robaron el orgullo de poder llorar en su tierra. La tierra no espera para ser regada, señores de una estrategia mercantilista. Estrategia de euros, de espera y espúrea, insensible y ladina. Estrategia que está haciendo del toreo hojas secas. Exigiría un grito heroico: tal día estaremos otra vez allí. Pero no puedo hacer nada por Barcelona, por su plaza, pie de su mar desmedido. Quizá ese mar gigante es una lágrima desmedida de exiliado. Quizá por eso el mar sabe a sal. Quizá los estrategas del euro han estado llorando un falso exilio con lágrimas robadas a los cocodrilos.
Sinceramente, a veces no entiendo a las gentes del toro. Bucean en el mar de la incoherencia. Hay una fotografía o varias por ahí de los rostros de la derrota de Barcelona en decenas de miles de personas de las que ya nos hemos olvidado. Basta, insisto, con un sí apasionado, con una afirmación de que habrá toros que nadie ha dicho. Nadie. Hay otras tantas fotos de toreros que volaron a Bogotá para estar con los novilleros en una llamada a la libertad y de esos que tomaron el micrófono, pocos van a estar en la reapertura. Intereses. Corrida esta o esta. Dinero. Ahí Juli, Pablo Hermoso, Roca, Perera… han ido a favor de obra. Hay un grupo de no, que no se entiende porque no. Yo no digo que toreen gratis, que bien podría ser, digo que toreen, la que sea, el día que sea, con quien sea. Por la libertad. Y si no torean, que vayan.
La libertad no se gestiona con números. No se gestiona con estrategias. No y mil veces no. La libertad se ganó en las calles de las ciudades con la gente haciendo piña, perseguida, maltratada, encarcelada. La única estrategia posible de la libertad es la pasión. Es la única estrategia posible para cualquier libertad y ocho más para la libertad artística que es la del toreo. No hay oficina que gestione una pasión sino gentes de almas apasionadas, de vidas entregadas, cada hora y cada día, al toreo. Digo bien, a la Tauromaquia, no a las estrategias particulares de cada uno.
Por eso titulo que no entiendo. No es que no quiera entender, es que no hay argumento posible para razonar el mal trato de algunos a la libertad en Bogotá y a la libertad en Barcelona. Cuando toca, toca y ahora toca. No luego, sino hoy. Posiblemente se anunciará una corrida o más en Barcelona. Quizá después de calibrar los cuidados o riesgos de las indemnizaciones pues la vida para algunos es procurarse el cuidado. Bueno, es una forma de entender esto. Y, a veces, muchas veces, es necesario domar la pasión para que ésta subsista a través de una estrategia. Pero esta vez se hacía imprescindible un ir hacia adelante a bote pronto, con el corazón abierto y la cara partida. A veces la cara partida es algo glorioso. Con la cara partida.
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