El toreo necesitó, desde hace mucho tiempo, de una reconversión razonable que no ha existido. Porque, además de sufrir los efectos de la crisis, es decir, la merma de mercado que han tenido los demás negocios, en éste se han sumado los efectos negativos de los pliegos de condiciones desde décadas anteriores (ferias de bajo coste y escasa asistencia antes de la crisis) y, ahora, las labores de emboscada y disparo por la espalda al toreo desde las administraciones locales y autonómicas. Tres elementos muy negativos y muy difíciles de solventar. Eso y que la reconversión de costes del sector apenas ha existido, excepto para el mundo ganadero.
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