La vida y la trayectoria de Francisco Rivera Ordóñez tienen un dogma: el toreo. Lo reconoce, lo explica, lo siente. Llega asegurar que es un enamorado del toro, que su vida no tiene sentido alguno sin él y que su afición le ha mantenido siempre a flote, como también lo hace tarde a tarde el cariño y el respaldo del público. No hay casualidades, y menos en un mundo tan competitivo como el del toro. Su discurso es reflexivo, fideliza sus conocimientos y mucho más sus sensaciones. Su concepto, sus genes, su estilo, su temporada y más aún su carrera. A corazón abierto. Corazón de torero.
- “Me mantiene en activo ver al público llenar las plazas para verme. Sin él sobramos todos. El primer triunfo de un torero, por encima del artístico, es su capacidad de llenar”
- “No creo que la gente lleve tantos años yendo a verme por salir en la prensa rosa. Me molesta que digan eso”
- “A veces me planteo qué pensarían mi padre, mi abuelo o mi tío de mí. Y al final llego a la conclusión de que es mejor no planteármelo”
- “El toreo te recompensa con sensaciones, te alimenta de detalles que únicamente los que nos ponemos delante del toro podemos entender”
Lea la entrevista completa en su Revista APLAUSOS
(Foto: Arjona)
