Ha terminado la temporada marcando huella. Corazón y pureza. Paco Ureña ha ganado la partida de una temporada de serios envites, donde ha ido superando pruebas y aprobando exámenes finales y algunos con alta nota como en Bayona, Almería, Salamanca, Logroño o Murcia. Torero puro, íntimo en ocasiones. Sincero. Y valiente. Reconoce que ha sentido la dureza del camino, más difícil de lo que cabía esperar. Pero se siente satisfecho y en gran medida, ganador. Ahí están los números, las orejas y la dimensión de una tauromaquia que fluye muy dentro.
- “Estoy viviendo el sueño del toreo que es lo que más me importa. Como persona, sigo siendo el mismo. Los pies los tengo en la tierra”
- “La dureza la he notado en las ferias, sentía que se me esperaba, que cada muletazo, cada toque, cada colocación, era un continuo examen”
- “Salí muy presionado en Madrid, me jugaba mucho y pagué mi entrega con sangre. Más que la cornada me dolió que la tarde no saliese como yo había soñado”
- “El verdadero Ureña empezó a renacer en Bayona con la corrida de Pedrés, o en plazas como Almería, Murcia o Salamanca”
- “Si algo me obsesiona cada día que me visto de torero es torear con el alma, reunirme con el toro, pasándomelo muy cerca. En el ajuste entre hombre y animal se encuentra la verdad del toreo, la emoción, la creatividad. Esa es una de mis metas”
- “Soy muy muy muy muy inconformista, demasiado en mi opinión. Puede parecer una virtud pero para mí, en ocasiones, es un defecto. No es bueno llevar el inconformismo al extremo porque me genera inseguridad y hace que me asalten dudas”
Lea AQUÍ la entrevista completa en su Revista APLAUSOS Nº 1932
(Foto: Arjona)
