Recibo una carta de José Ortega Cano, escrita a mano, escrita con el corazón. José es un buen tío y un gran torero. Y seguro que cometió un grave error que está pagando. La vida, lamentablemente, tiene esas cosas, esos momentos negros, en donde el error te espera y se paga. Lo está pagando y su carta tiene aromas de esperanza, de lección bien aprendida, de ganas de vivir, deseos de libertad que todavía vuela lejos aunque ya podrá asomar de cuando en cuando al recreo de un espacio sin barreras de hierro.
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 1942
