Se superan semana a semana, día a día. Crecidos y machitos. Sin rumbo fijo pero con intención. Lo suyo roza la obsesión, se pasea por el cinismo y se ciscan en los derechos ajenos. A los políticos me refiero. Un buen/mal día se hacen un lío en Córdoba, es un ejemplo más, e intentan pegarle un bajonazo al toreo bajo el eufemismo cobardica del maltrato, idea en la que confunden interesadamente churras con merinas o galgos con podencos o todo a la vez con tal de disimular los más espurios intereses de quienes les subvencionan, el negocio de las mascotas; y al siguiente la jefa Susana, ¡un paso al frente ya, por favor! les pega un serretonazo y sus colegas provinciales enmiendan el desaguisado en la Diputación. No satisfechos, mala conciencia supongo, ocho días más tarde esos mismos se adhieren a un homenaje a Manolete, más que califa dios del toreo con todo lo que ello implica en nuestras creencias, y no seré yo quien proteste, al contrario, ya era hora de que al Monstruo, tan manipulado, tan instrumentalizado por quienes tenían interés en manipularlo, le rindiesen honores desde la unanimidad. Sólo pretendo subrayar lo veletas que son sus señorías, si es que hay que decirlo cortésmente. Y en cualquier caso, gracias por tan feliz desenlace a tanta desdicha.
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