En vísperas de la corrida de Cuvillo, última de la serie, se habían jugado en San Fermín cuarenta y dos toros en puntas. No de siete hierros sino de ocho, porque la corrida de Victoriano del Río del 12 de julio vino desdoblada. Fue de los dos hierros de la casa, que eran antes encastes distintos y parece que ya no.
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