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Cumbre de Juan Ortega y su toreo eterno en Valdemorillo

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Con la plaza absolutamente abarrotada se guardó un minuto de silencio por los dos guardias civiles caídos en acto de servicio en Barbate (Cádiz). Por la mañana se colgó el cartel de "No hay billetes" y la expectación era máxima. El festejo tuvo un nombre propio: Juan Ortega. Más allá de la puerta grande, la sensación de estar ante un torero que dará que hablar esta temporada.

Juan Ortega salió arrebatado meciendo el capote con temple según ganaba terreno, se durmió tanto en un lance que el bonito toro le arrancó el percal de las manos. Siguió con chicuelinas de una gracia especial para después continuar con delantales haciendo eterno uno de ellos por el pitón derecho todo abrochado con una media colosal. Locura en los tendidos de La Candelaria. El inicio de muleta tuvo runrún de obra grande con un cambio de mano con la izquierda monumental. El toro comenzó a desentenderse: por el izquierdo unas veces arrollaba, otras no. Por el derecho humillaba menos pero tenía más ritmo. La estocada delantera tuvo efecto inminente. Saludos tras petición.

Juan Ortega cuajó al quinto de Núñez del Cuvillo desde un hilado saludo capotero en el que se asentó para acompañar la embestida con el pecho ralentizando la embestida especialmente por el pitón derecho. El oponente siguió con acometividad por lo que remató con dos preciosas medias. El quite tras el largo puyazo debido a que el toro se enceló en el peto fue por chicuelinas volviendo a rematar a cámara lenta. El inicio marcó el nivel de una faena redonda, compacta, sentida y muy bien hilvanada a base de temple. En un cambio de mano deletreó el natural en redondo que fue eterno. Por el pitón derecho hubo ajuste, toreo vertical, todo muy vestido con el pecho. Con el izquierdo más imperfecciones pero la misma pasión. En un momento dado pareció emborronarse la obra de exquisito trazo pero a base de muletazos genuflexos volvió a poner a la afición en pie. El final con ayudados por bajo hacia los adentros volvió a dibujar carteles de toros. Estocada hasta las cintas. Dos orejas rotundas y gran ovación al toro Asustado de Cuvillo.

Llamativa resultó la imagen de Alejandro Talavante haciendo el paseíllo destocado a sus casi 18 años de alternativa. La falta de fuerza evidenciada por el cuvillo de salida se materializó en bonancible debilidad. Talavante lo tumbó de contundente estocada.

En cuarto lugar se lidio un precioso ejemplar de Núñez del Cuvillo que mostró cierta alegría en los primeros tercios. Alejandro Talavante lo saludó con faroles para después lancearlo a pies juntos y rematar con una media. Javier Ambel saludó después de asomarse al balcón en dos grandes pares. La faena, que fue brindada al público, mostró una reposada versión de Alejandro Talavante. Sin prisas ni estridencias firmó varias series de buen trazo hasta que el toro echó definitivamente el freno de mano. La estocada requirió el uso en dos ocasiones del descabello.

Después de haber visto parar el tiempo, el saludo de Ginés Marín pareció de una vertiginosa velocidad. Se echó el capote a la espalda por segunda vez en un quite de mucha exposición. Brindó al público una faena bien planteada en terrenos en la que se hizo pronto con el toro que obedeció a regañadientes y sin soltarse. Marín buscó las cercanías entre los pitones en meritorio final aunque carente de eco. Estoconazo.

Ginés Marín salió muy arreado en el sexto, sin embargo las ansias de triunfo no se contagiaron en los lances de capote que tuvieron la suavidad con la que Marín sabe torear. Antonio Chacón saludó en banderillas. Brindó la faena al público para empezar de rodillas con una arrucina imposible de la que se libró de milagro. Siguió de rodillas en muletazos en redondo emotivos. Empujó al toro en una faena de menos a más ya que el toro fue perdiendo celo. Esforzado final de Ginés entre los dos pitones antes de una manoletinas. Estocada.

Valdemorillo. Sábado, 10 de febrero de 2024. Feria de San Blas y La Candelaria. Toros de Núñez del Cuvillo, de correcta presentación y noble aunque falta de fuelle en su conjunto a excepción del gran quinto. Alejandro Talavante, silencio en ambos; Juan Ortega, ovación con saludos tras petición y dos orejas; y Ginés Marín, ovación con saludos en ambos. Entrada: Lleno de "No hay billetes".

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Gonzalo I. Bienvenida

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