Sí hay cantera, sí hay reserva, sí hay toreros muy válidos que están ocultos por la perversión del sistema. Toreros buenos con nulas oportunidades. O como mucho: con demasiadas pocas oportunidades. Y más en estos tiempos. Hay toreros perdidos en la diáspora del toreo actual, que han aguantado la dureza del banquillo y que en lugar de pudrirse han echado músculo, talento y capacidad para merecerse que les hagan caso.