Cuando aún no nos hemos despertado del sueño morantista, de lo que el de la Puebla ha escrito en letras de oro en la historia del toreo, es bueno pensar en esa otra división que tiene el mismo honor que la primera: la Copa Chenel. Donde al fin se le dan oportunidades a matadores con posibilidades que por fas o nefas no han tenido suerte en su carrera. Me ocupo de Daniel Crespo, quizá porque en la próxima semifinal va a ser el único representante andaluz en actuar en ella.
Las primeras noticias que me llegaron de Crespo son de cuando actuó en "su" Puerto de Santa María y me cuentan que por la mañana había estado descargando cajas en un trabajo duro, buscado por necesidad, y por la tarde hizo el paseíllo en su tierra. Las veces, hasta dos consecutivas, que toreó en la centenaria plaza y con figuras, arrasó con un toreo clásico y salió a hombros de la multitud. Está siendo la carrera de Crespo de las de siempre, esas duras e interminables como fue, hasta que llegó su momento, la de Manuel Escribano, del que me dijo un banderillero una vez que era digno de admirar cómo entrenaba día a día, subiendo y bajando montañas sin tener un pitón que llevarse a la muleta.
Daniel se aficionó por su abuelo y su tía, su padre fue taquillero en El Puerto y una tarde del verano de 2006 José Antonio Morante encendió la chispa torera en el cerebro de este portuense, pero para más suerte fue también el de la Puebla el que le dio la alternativa con Manzanares de testigo y en su tierra. Daniel Crespo se lo ha tomado así, no ceder en el intento, continuar creyendo en él y en el conocido apoderado galo Luisito, que también cree en su matador.
Se clasificó el torero en Torres de la Alameda, dentro de la Chenel, como segundo, pasando a la corrida de Valdemoro donde le cortó una oreja a cada toro y lo que es más importante, dejando sabor para que hablaran de él. Olsina y Juanito (este último con unas condiciones bárbaras) matarán una corrida de Montalvo y Aurelio Hernando en Navas del Rey.
El tren pasa, pocas veces pero pasa, ahora tiene la oportunidad de demostrar su valía y estoy seguro de que si Morante fue el que le hizo ser torero y lo convirtió en matador de toros, imagínense la inspiración suprema que le ha podido dejar su padrino tras la revolución morantiana de Madrid.
Que pase el mejor y que gane el mejor pero es justo y necesario que al paisano andaluz le desee un gran éxito... alea jacta est, la Copa Chenel te saluda.