En 2019, una fuerte cogida en Alfaro que le partió el radio y le fracturó el esternón, frustró la confirmación de alternativa de David Galván en la Feria de la Vendimia de Nimes. Ahora, cinco años después y una pandemia de por medio, parece que podrá cumplir con otro de sus propósitos para seguir escalando hacia la cima. Una cita que le llega pletórico de madurez, con tambores de guerra como banda sonora. Un éxito en tardes así de tanto compromiso y en escenarios de gran repercusión le vendría como anillo al dedo para dar el golpe que tanto necesita y que ese runrún sobre la calidad de su toreo que tanto se escucha entre bambalinas, se convierta en toda una realidad. Que falta hace en las ferias sangre nueva torera.
-Por fin llega esa confirmación en Nimes.
-Sí, para mí fue un momento duro no poder cumplir con uno de mis sueños, que es confirmar en Nimes. Vi que se me escapaba esa gran oportunidad de poder entrar en una feria donde solo están los elegidos, pero al cabo del tiempo te das cuenta de que las cosas pasan por algo y lo importante es la actitud que adquieres. La actitud de estar preparado, de tener tus objetivos en mente, de evolucionar como torero… es lo que ha hecho que llegue una confirmación de ensueño.
-Y tanto. Esa cita de Nimes se ha convertido ya en uno de los acontecimientos de la temporada. La reaparición de Enrique Ponce ese día para confirmarle la alternativa, en el año de su despedida, ha levantado una enorme expectación.
-Es un sueño hecho realidad. A la confirmación, que es lo que siempre he anhelado, se suma la reaparición del maestro en uno de los acontecimientos del año. Es algo inimaginable, porque una vez retirado nunca dijo si volvería o no.
-La admiración es mutua. Que le apodere la casa Ruiz Palomares les ha acercado a ambos.
-Es un orgullo que una figura del toreo de su talla tenga la confianza en un torero como yo. No solo para ese día, sino que comparta esos momentos de preparación previos, de brindarme esos conocimientos y esa forma de expresar que tiene un torero de su categoría.
MOMENTO GALVÁN
Ya han pasado doce años desde que el torero gaditano tomara la alternativa. Un tiempo en el que, por circunstancias que cuestan entender, no se han cumplido las expectativas que había depositadas en un torero de tanta calidad. Quizá sea ahora el momento: los profesionales, la afición… todos auguran que esa plenitud debe tener ya su recompensa.
-Ha habido una etapa post covid, denominémosla así, en la que he vivido una situación nada fácil, pero desde 2022 hasta ahora he conseguido ir avanzando en la profesión y conseguir una regularidad en el triunfo importante que me ha ido abriendo camino y han surgido nuevas oportunidades, tanto en Europa como en América. He podido debutar en muchos países y tengo las puertas abiertas en muchos de ellos. Estos dos últimos años he toreado en Francia, en plazas donde no tienen tanta repercusión pero que me han valido mucho. El ejemplo es lo que me está sucediendo ahora, gracias al aval de esos dos años anteriores en los que he seguido triunfando, esta temporada podré estar en sitios de relevancia, como es el caso de Nimes o Istres en Francia, o en Las Ventas. Y sin perder mi sello, que eso es mi mayor triunfo.
-Y tanto, a veces para encontrar el triunfo uno cae en la tentación de ir por el camino más corto.
-He sido fiel a mi concepto y mi personalidad. He buscado que la regularidad del triunfo no fuera en detrimento de sacrificar mi personalidad como torero, sino anteponiéndola a todo.
-Ya toca romper del todo. ¿Este 2024 puede ser su año?
-Me gusta centrarme en el día a día. El toreo es una metáfora de la vida misma. Es una cuestión de día a día, definitivo no hay nada. Solo tengo obsesión y ambición por crecer y seguir creciendo. Yo no quiero llegar a la cima, no quiero dejar de escalar. Mi objetivo es darlo todo, porque si lo hago, sé que llegará el momento en el que estaré preparado y esa seguridad en mí me va a permitir expresar mi personalidad en toda su dimensión. Esa será la vía para emocionar y conseguir llegar al sitio en que la vida me debe poner.
-Ha sido paciente.
-La paciencia es importante. Es fácil decirlo y muy difícil llevarlo a a cabo. La verdad es que ha habido momentos de dudas que te embargan, por eso lo importante es la actitud. Ha habido dudas e incluso desesperanza, pero siempre ha aflorado en mi interior la vocación como torero, que es lo que me ha ayudado a tener la actitud de seguir hacia adelante. La actitud en base a la vocación ha sido esencial.
-¿Siente que la afición quiere verle… palpa esa sensación?
-Sí, siento ilusión en la afición. No solo en una parte concreta del territorio, sino que lo siento allá donde voy. Es algo muy gratificante ver a la gente ilusionada en verme torear.
Le confirmará la alternativa en Nimes una gran figura del toreo: Enrique Ponce. El torero valenciano siente devoción por el gaditano y ha depositado toda su confianza. Ponce ya fue testigo de su alternativa. Galván, por su parte, se empapa de toda la sabiduría del maestro, a quien admira, respeta y es referencia en todo. Enrique le ha abierto las puertas de su casa en numerosas ocasiones para compartir tentaderos, que se convierten en verdaderas lecciones magistrales. Ambos comparten apoderamiento. La casa Ruiz Palomares ya gestionó la carrera del gaditano en sus inicios y desde la temporada 2022 han vuelto a unir sus caminos.