Hoy toca hablar del toro. Ese animal único que si no existiera la Fiesta Brava desaparecería de la faz de la tierra. Sencillamente porque criar un toro bravo solo para comercializar la carne es antieconómico, puesto que por lo que cuesta poner en cuatro o cinco años un toro de lidia se pueden criar varias decenas de terneros de razas que ofrecen mejor calidad y alcanzan mejores precios en las carnicerías.
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De toros no saben ni las vacas
Talavante se deja el triunfo con los aceros
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