LA PINCELADA DEL DIRECTOR

De Valdemorillo a Valencia, las Fallas no caminan solas

José Luis Benlloch
jueves 19 de enero de 2023

El acto de presentación oficial de los carteles falleros ha supuesto el pistoletazo de salida, en este caso clarinazo de último aviso, un ¡ahí va la temporada! que pone en pie de expectación al planeta toro. No es la única feria del inicio del año que en esta ocasión se sueña que sea, es imprescindible, el año de la normalización definitiva tras la pandemia. Este veintitrés va a marcar mucho el futuro. Y en esa coyuntura Valencia no camina sola.

La evolucionada Valdemorillo, que pasó de las talanqueras con fuente en medio a la comodidad de la plaza cubierta con la que regatea los rigores del invierno serrano, anuncia carteles de feria grande; la joven Olivenza, cita extremeña y fronteriza que ha desbancado de largo en su trascendencia a sus capitales de provincia, y se ha ganado un sitio propio en la temporada; Castellón, consolidada en su dimensión, una semana entera de toros, que suma a su relevancia torera la fuerza de los festejos populares que la convierten en capital del bou y más; y naturalmente Valencia, la primera de primera, el primer compromiso donde los toreros comienzan a afianzar sus estrategias (no hace tanto se decía que Valencia, Sevilla y Madrid eran los tres plazos que las figuras debían atender cada temporada para consolidar sus pretensiones, ejemplo que era una forma de resaltar el nivel de exigencia y la trascendencia de sus triunfos, en realidad la categoría de la plaza) y por mucho que señalemos a don sistema -al que no hay que exonerar de culpas- no ha cambiado mucho su significado e influencia, los triunfos siguen valiendo. Dicho de otra manera, es la feria donde figuras y menos figuras quieren estar salvo excentricidades o intereses muy personales. Desde ya se ha acabado el invierno, arranca un año clave.

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