Superadas las grietas iniciales, como un extraño voluntarismo financiero que debilitaba el proyecto, no es lo mismo pagar que poner, y conscientes de quién es quién, quién genera adhesiones y quién lo contrario, la Fundación parece avanzar y no cabe más que alegrarse.
La actualidad taurina transcurre en calma, entiéndase más laboriosa que lucida, por los despachos donde comienzan a pergeñarse las primeras ferias, la madrugadora Magdalena, este año comienza el 28 de febrero, y las trascendentes Fallas, ya saben la primera de primera donde comenzará a comprobarse si realmente ese sueño tan ansiado de renovación de nombres y figuras se hace realidad. Afuera o muy adentro, según se mire, rugen los clamores políticos contra los toros en busca de visibilidad a buen precio, significa eso barata, sin costos ni consecuencias. Saben que cualquier soflama, por absurda o sectaria que sea, merece titulares y una notoriedad que les da vida y disimula su falta de gestión. Así que insisten en la estrategia, como el borrico que acabada la linde sigue adelante. En justa correspondencia, y la misma constancia, desde aquí no nos vamos a cansar de denunciarlo a la espera de unas reacciones que por fin parecen cerca. Tardaban.
Me asegura quien está en el meollo de la cuestión que esta vez va en serio. Ya era hora. Las fuerzas sectoriales, los profesionales del toro, comienzan a organizarse y caminan del brazo con proyectos serios de defensa y ataque, la ley para defendernos de quienes nos ultrajan y la imaginación para mostrar nuestros argumentos y virtudes hasta ahora ignorados y seguramente desconocidos en los grandes medios, esos que crean opinión, que se estaban sintiendo muy cómodos en el bando anti. Se trata de la llamada Fundación, aquella iniciativa de tan extraña y estrambótica presentación pública en Las Ventas donde convocaron a los medios para que no hablasen los medios. Un disparate de difícil comprensión. Superadas las grietas iniciales, como era un extraño voluntarismo financiero que debilitaba el proyecto, no es lo mismo pagar que poner, y conscientes de quién es quién, quién genera adhesiones y quién lo contrario, parece que avanzan y no cabe más que alegrarse.
Ese nuevo ente debe automatizar respuestas judiciales a todos los atropellos que sufre la Tauromaquia. No puede ser que los insultos, vejaciones y demás agresiones, por ahora, sólo por ahora, verbales que sufren los aficionados pasen impunes, incluso se podría decir que bajo la protección de la autoridad que entiende que de esa manera tiene menos problemas. Ante esa realidad ha llegado el momento de crear problemas, incomodidad, generar respuesta, desde la legalidad, naturalmente, pero hay que hacerlo para ganar visibilidad e imagen en favor de la Fiesta.
En esa tarea va incluido un stop a los partidos políticos que parece que se contagian unos a otros. No puede permitirse, incluidos los más afines, que se sumen graciosamente, gratuitamente, a la ola anti y al zarandeo que han generado algunos de sus congéneres y colegas. Hay que dejar bien a las claras que su postura supone ofender a un sector de la sociedad con el riesgo de que les vuelvan la cara, además de aceptar los intereses de las multinacionales de las mascotas y la cultura anglosajona, maldita globalidad, maldito Halloween, dicho a modo de ejemplo de fagocitación cultural. Que todo eso lo practiquen desde el desconocimiento y la desconsideración hacia la Tauromaquia y sus gentes, habla bien a las claras de su calidad personal e intelectual. Alguien se lo debe hacer saber, alguien se lo debe explicar, en los foros o en las calles y si son anti que lo sean con conocimiento aunque mucho me temo que el problema del desconocimiento también lo sufren otros muchos sectores. Basta con ver lo que prometieron y lo que consiguen, lo que arreglan y lo que empeoran con sus gestiones.
Hacer frente a todas esas necesidades y a esa tendencia a la baja que afecta al toreo, que muchos pensamos que es reversible, devolverle su sitio en la sociedad, defender nuestros derechos, los sentimentales y los económicos, generar opinión a favor de la Tauromaquia debe ser el objetivo del nuevo organismo se llame como se llame. De esa manera aficionados y profesionales tendrán la tranquilidad de conciencia de haber defendido lo que ha sido su pasión y parte importante de su cultura. Luego, si la Tauromaquia desaparece por falta de adhesión social habrá que aceptarlo, pero no se puede asumir acobardados, sumisos e inertes. Hay que defenderse para no morir en el tumulto. Pues en esa tarea, me aseguran, están ocupando el invierno algunos prohombres del toro. O eso dicen. Si lo logran, habrá sido un invierno de lo más fructífero. Un alivio.
POSDATA.- No aprenden. A muchos no les basta con ver las consecuencias que han traído históricamente para el toreo las políticas erróneas, que llegada la moda anti, la crisis y demás amenazas, insisten en las prácticas más perniciosas como la del toro chico y entrada cara. ¿A qué aspiran, de qué se quejarán luego?... lo saco a la palestra a propósito de lo que está sucediendo en la plaza de Lima, un templo histórico donde ni el toro que está saliendo se corresponde con la categoría de la plaza, ni los precios están acordes con ese toro, ni con el momento del país, ni ese planteamiento tiene recorrido. Qué desilusión.
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Defenderse o morir en el tumulto
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