Por Paco Cañamero

Del Bosque: caballero y señor

Paco Cañamero
sábado 14 de febrero de 2015

No habría espacio para referir el respeto y reconocimiento a la Tauromaquia de un personaje de relevancia mundial como Del Bosque. La defendió públicamente en el pregón del Carnaval del Toro, en Ciudad Rodrigo, para gloria de una Fiesta tan necesitada de gente que la empuje.


Vicente del Bosque ya se prendó de los toros cuando era un niño y en la Salamanca de su infancia rompió con mucha fuerza la pareja novilleril formada por Paco Pallarés –que era la elegancia vestida de torero– y el Flores Blázquez –con mucha clase–. Alboreaban los años 60, tiempos de la España gris, aún agarradas a sus entrañas el dolor de la Guerra Civil, cuando en verano las familias se sentaban al fresco a la caída de las tardes de verano para hablar con pasión de El Viti y El Cordobés, la pareja que había dividido apasionadamente a la afición. Entonces, el pequeño Vicente, que ya vivía con un balón entre sus pies, tuvo claro decantarse por la bandera de admiración a su paisano. A aquel hombre que en Salamanca era una espacie de Dios. Un mito real al que acabó conociendo al cabo de los años, cuando Del Bosque era jugador de éxito en el Real Madrid y coincidieron en un aeropuerto, donde Santiago iría camino de otra feria de postín y estrechó la mano de quien fue su gran ídolo de la infancia. Con aquel Santiago Martín "El Viti" que acabaría siendo un gran amigo y al que la vida unió bajo la bandera de unas connotaciones humanas tan gemelas.

Desde entonces mucha agua ha corrido bajo el puente de la vida de Del Bosque, muy sobradamente ganado a pulso el tratamiento social de caballero y de señor. Y siempre, sobre todo desde sus altas responsabilidades, sin dar de lado a la Tauromaquia. Lo demostró cuando acompañó a Andrés Vázquez en el festival que toreó en Zamora al cumplir los 80 años. Con ese Andrés Vázquez con el que jugó tantas veces al fútbol en las antiguas instalaciones salmantinas de Educación y Descanso –hoy La Sindical, donde continúan entrenando los toreros–, época en la que Vicente admiró cómo un valiente llamado Dámaso Gómez jugaba al fútbol como si se tratara de un elitista profesional. O cuando acompañó a José Tomás, al que conoció en Estepona y pronto prendió la semilla de la amistad, en la histórica encerrona de Nimes. O tantas charlas de toros cómo mantiene con el directivo Luis Uranga en los viajes de la Selección, donde siempre aprovecha para saludar a algún torero. Como ocurrió el pasado año en Guayaquil (Ecuador) cuando se encontró con su paisano Victoriano Posada y ambos se fundieron en un abrazo con sus corazones bombeando sangre charra. O el afecto a Juan Mora, con el que compartió tantos actos en el invierno de 2010; porque Vicente acababa de liderar a la Selección tras la conquista del Campeonato del Mundo y Juan Mora convulsionar el toreo tras la histórica tarde de la Feria de Otoño de 2010.

Son tantas cosas que no habría espacio para referir ese respeto y reconocimiento a la Tauromaquia de un personaje de relevancia mundial como Del Bosque. El mismo que le llevó a defenderla públicamente en el pregón del Carnaval del Toro, en Ciudad Rodrigo, para gloria de una Fiesta tan necesitada de gente que la empuje.

Síguenos

ÚLTIMAS NOTICIAS

Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando