La Revolera

Demasiada leña a caballo

Paco Mora
martes 29 de mayo de 2012

Cuatro toros bravos y encastados, como era de esperar del hierro de Baltasar Ibán, y dos al uso de lo habitual, salvo excepciones como lo de Alcurrucen y algún toro suelto de otras ganaderías. Se ha picado... 

Cuatro toros bravos y encastados, como era de esperar del hierro de Baltasar Ibán, y dos al uso de lo habitual, salvo excepciones como lo de Alcurrucén y algún toro suelto de otras ganaderías. Se ha picado con saña y los toros, especialmente el primero, se quedaron en el caballo. Nos quejamos del descaste y la falta de bravura y cuado sale un toro que tiene ambas condiciones, sus matadores se muestran impasibles viendo como se eterniza bajo la lanza del piquero de turno. Cuando lo adecuado sería medirlos en el primer tercio y, si quedan fuertes, aplicarles lo que denominaba Marcial Lalanda "el primer mandamiento de la ley del toreo". Que es poderles con la muleta y después de someterlos, torearlos según sus condiciones. Pero hoy, la mayoría de los toreros andan muy preocupados por las faenas de largo metraje, sin caer en la cuenta de que torear no es pegar pases y cuando se domina a un toro hay que cortarle las orejas con veinte muletazos como máximo. Todo lo demás, sobre todo en Madrid, no vale de nada.

El mexicano Spínola, muy profesional y sosegado, anduvo con sus dos toros como si estuviera en un tentadero toreando para los amigos, por lo que pasó por Madrid sin pena ni gloria. Serafín Marín se fajó con su primero que salio del jaco con más movilidad que el del azteca, y le administró buenas series con la derecha pero cuando intentó el natural, al toro ya se le había acabado la gasolina.

Tampoco hubo gracia con la espada y una faena que comenzó oliendo a oreja acabó en aplausos. En el quinto no tuvo opciones. Rubén Pinar ha evolucionado en un buen profesional con una magnífica colocación y haciendo las cosas muy bien. En su primero, uno de los que tomaron la muleta con codicia, se le difuminó un trabajo muleteril que apuntaba para trofeo. En el último no podía ser y no fue. Lleno y la Infanta Elena en el palco real. Los tres toreros le brindaron una de sus faenas.

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