Mientras España duerme y Francia labora, mientras Pedro Balañá no ha dicho esta boca es mía y esta plaza también, mientras aquí llegan las canales e invernamos como el oso, el lirón o la marmota, despierta la América taurina que ahora pelea por sobrevivir y no lo tiene fácil; pero, sin embargo, hay taurinos con ganas de levantar su historia. Aquí, ya digo, sólo los periodistas taurinos (algún día habrá que reconocer su esfuerzo y me refiero a los que trabajan de verdad, y se dejan la piel por esa doble pasión de los toros y el periodismo con limpieza y por derecho), sólo ellos mantienen el fuego sagrado en el gélido invierno.
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