Me he perdido dos toros. No he aguantado ni un minuto sin ponerme a escribir después de ver a Morante de la Puebla con un rabo en la mano y la Maestranza boca abajo desde el presidente a los monosabios. Hacía cincuenta y dos años que en la plaza de toros de Sevilla no se...
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Después de Morante, el diluvio
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