Yo me río. Llorando, pero me río. Hace años este loco de atar comenzó una cruzada individual contra el final del humanismo y la vigencia de otra corriente cultural y social. Entonces cometí el error de denominar a esa corriente como “animalismo”. Grave error, pues el animalismo no existe más que en la propaganda del negocio mundial más poderoso y creciente del mundo: el de las mascotas. Existe el mascotismo Escribo estas líneas mientras veo en los telediarios una gran cobertura de la Feria Internacional de la Mascota en Madrid.
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