Santo y seña del torismo, y heredando la filosofía de su creadora, la ganadería de Dolores Aguirre lidiará hoy en Vista Alegre por cuarto año consecutivo bajo las riendas de Isabel Lipperheide, quien sigue a pies juntillas el lema “de la primacía del toro-toro, con poder, fuerza, trapío y emoción” que con tanto carácter imprimió a los toros su madre desde que se hiciera cargo de la ganadería a finales de los 70. Su actual propietaria habla de su próximo compromiso en Bilbao y de la historia de la ganadería en una plaza donde hubo idas y venidas tras un debut ¡en un cartel de figuras!
“Hay una cosa que siempre decía mi madre: a mí me gusta el toro-toro, primero por presentación, es decir, un toro con seriedad, con trapío, y luego que tenga mucha fuerza, íntegro y que tenga emoción. Ella buscaba la emoción porque lo que tiene que transmitir un toro bravo para ella, y también para mí, es emoción. Cuando ella compró la ganadería era una época que se caían mucho los toros. Decía que eso era horrible porque un toro era fuerza y poder, y verlo rodar por los suelos le daba angustia. Su objetivo era conseguir un toro poderoso, y luego que demostrara bravura en el caballo porque el tercio de varas bien hecho, que cada vez se hace menos, a mí me parece precioso”. Bajo ese paradigma de su madre sigue moviéndose Isabel Lipperheide, para quien este regreso a Vista Alegre “es como volver a casa. Este es el cuarto año seguido que lidiamos en esta plaza desde que regresamos en 2020. Siempre se pasan nervios pero ya es como jugar en casa. Siempre es un plus de responsabilidad pero también un plus de sentirte a gusto”.
Una vuelta a Bilbao tras las tardes emocionantes que brindó Damián Castaño en 2023 y 2024. Así las recuerda la hija de la mítica ganadera: “La del diluvio -2023- fue una tarde muy épica. Los toreros fueron unos héroes con ese ruedo que estaba imposible para torear pero tiraron para adelante y fue impresionante. Y además, con ese cielo tan oscuro, casi negro, ese ruedo que era un barrizal, con una corrida que era grande y con Castaño saliendo de la enfermería… fue impresionante. Damián es un torero muy valiente, aunque él dice que no, pero sí lo es. Y la del año pasado fue muy emocionante, aunque me llevé un gran disgusto porque echaron un toro para atrás y con el que estuvo tan valiente Damián fue un sobrero. Sinceramente, yo a ese toro no le veía faena por ningún lado pero él la vio y le echó un valor tremendo. Y los seis u ocho pases que le dio transmitieron una emoción enorme. Disfruté muchísimo. Me quedé contenta con la corrida, no me pareció redonda pero tuvo sus cosas”.
Precisamente Damián Castaño, devoto de Dolores Aguirre, vuelve a lidiar este año la corrida en Bilbao. ¿Cómo valora esa fidelidad? “Me hace una ilusión tremenda. Que pida siempre nuestros toros a mí me tiene impresionada. Pero a él le gustan, dice que se siente cómodo y que les ha cogido el aire. Que un torero pida mis toros es algo a lo que no estoy acostumbrada”. ¿Y cómo es la corrida de Bilbao de este año?, preguntamos: “A mí me parece muy bonita -responde Isabel-, de hecho cuando vino a ver la corrida la empresa, me dieron la enhorabuena. Es bastante pareja. Espero que se porten bien”.
AQUEL DEBUT CON LAS FIGURAS
Lejos de esa fama torista, Dolores Aguirre se presentó en Bilbao el 18 de agosto de 1987 en un cartel de figuras con Manzanares padre, Capea y Joselito. Dolores, nacida en Berango, se había convertido en ganadera diez años antes al adquirir la vacada de María Teresa Osborne, con procedencia pura de Atanasio Fernández. Una vuelta al ruedo le valió a Manzanares la lidia de “Cartujano”, que destacó dentro de un encierro de pocas opciones. Pero la pasión de la ganadera se vio recompensada en su regreso a Bilbao más de diez años después, en 1998, al conseguir el trofeo al toro más bravo de las Corridas Generales con “Mascarito”, lidiado en quinto lugar en el festejo que cerraba la Semana Grande. De esos comienzos con las figuras habla su hija Isabel: “La ganadería al principio la toreaban figuras, de hecho, el cartel del debut de la ganadería en Málaga fue con Curro Romero, Manzanares padre y Paquirri. Pero luego mi madre le fue dando ese giro que quería, con la primacía del toro con poder y fuerza, y poquito a poco las figuras dejaron de apuntarse”. A partir de 1998, y tras aquel parón de once años tras el debut, Dolores Aguirre siguió lidiando en carteles de toreros banderilleros como Tomás Campuzano, José Ignacio Ramos, Óscar Higares, Luis Francisco Esplá… hasta la temporada 2002, en la que Encabo, Ferrera y El Fandi lidiaron en Bilbao los últimos toros criados por la fundadora. Fue entonces cuando un largo enfrentamiento con la Junta Administrativa alejó durante dos décadas a Dolores Aguirre de Vista Alegre, sin que la ganadera pudiera regresar en vida. Hasta su vuelta en 2022 bajo la dirección de Isabel Lipperheide: “El toro soñado no me ha salido todavía. Han salido toros buenos, otros con emoción, pero el toro que busco todavía no me ha salido en Vista Alegre. Nunca hay que perder la esperanza”.
Antonio Ordóñez tuvo mucho que ver en los orígenes de la ganadería. Así lo recuerda su hija: “Fue hace cincuenta años. Ayudó a mi padre a encontrar la Dehesa Frías y a los dos años le comentó a mi padre que se vendía la ganadería de María Teresa Osborne y le dijo: “Como a tu mujer le gustan tanto los toros, ¿por qué no la compras para que esté entretenida?”, y mi padre dijo que adelante. Pero mi madre estaba aterrorizada, porque le encantaban los toros pero como aficionada; nunca se había planteado ser ganadera. Al principio fue duro, pero poco a poco le fue entrando el gusanillo y aunque al principio no le gustaba el campo, luego ya no había quien la sacara de allí”.
Como heredera, Isabel sigue persiguiendo ese mismo concepto de bravura de su madre. Pero ¿le añade algún matiz más? “Busco el toro con poder, con fuerza, el toro que transmita emoción para el espectador. Y además quiero que le sirva al torero… ¿Si sale? Bueno, pues igual saldrá una vez en la vida, no lo sé. Pero yo lo busco todo. Para mí es muy importante el tercio de varas, que ahora nos lo roban casi siempre porque se crían toros solo para la muleta. Ahora ese tercio es un mero trámite cuando antes era una parte fundamental de la lidia. A mí me gustan todos los tercios de la lidia, no únicamente una faena de cien pases. A mí me gusta otra cosa”. Y ese carácter tan fuerte de su madre ¿lo ha heredado usted? “¡Uy qué difícil lo que me preguntas! Pido más opinión que mi madre, hago más caso de lo que me dicen… pero al final yo tengo la última palabra”.
