La temporada se empina en los últimos repechos feriales con Madrid y Sevilla como grandes referentes de este septiembre. El acontecimiento de los dos abonos es la despedida de Juli, primero de Madrid y veinticuatro horas más tarde de Sevilla en su última tarde tras los veinticinco años de alternativa. El orden tiene su mensaje y su miga, no sé si meditado o casual pero la tiene, primero Madrid que es su tierra y la que tanto le hizo sufrir hasta que finalmente se le entregó y como gran colofón, Sevilla donde alcanzó los máximos logros, siete salidas en volandas por la Puerta del Príncipe nada menos, saltándose a la torera el posible chauvinismo de aquella afición frente a los nacidos más arriba de Despeñaperros, tópico cada vez más difuminado, lo que dice mucho, tanto de la madurez de los aficionados sevillanos como de la tendencia a la globalidad de la sociedad actual. En este 2023 quedarán otros dos puertos de máximo relieve, dos plazas de primera en las que ya no estará el madrileño, el Pilar de Zaragoza y la miniferia del 9 de Octubre en Valencia, donde Morante y Talavante están anunciados mano a mano con el atractivo complemento del valenciano Nek que de esa manera asumirá el difícil reto de la comparativa con los grandes.
Valencia por el 9 de Octubre y Zaragoza por el Pilar, cierran las grandes citas del año
En este último tramo de campaña con Juli que no ha levantado el pie de la entrega, no sería Juli ni podría presumir de haberse retirado en plenitud, y Morante en plan guadianesco por culpa de la lesión de muñeca sobre la que urge una intervención que se producirá a final de temporada, el ritmo lo han marcado dos extremeños y un peruano. Roca Rey, cuyos arrebatos ya no son noticia por constantes, lo serían si un mal día se retrajese, así que las miradas han estado puestas en un recuperado Perera y un creciente Talavante. El primero desde Bilbao donde cuajó una de las faenas más intensas del año, una ruleta rusa frente a un fiero fuenteymbro, hasta la feria de Albacete, pasando por Salamanca donde se asegura que ha cuajado una de las cumbres de su carrera, este nuevo Perera ha vuelto por sus fueros agarrado a su toreo de poder y el añadido de un calado popular que parecía negársele las últimas temporadas; y otro tanto se puede decir de Talavante que tarde a tarde va recuperando sus pulsiones iniciáticas ahora tamizadas por la solera de los años. Castella por su parte bracea entre los mejores con su hieratismo de siempre y Manzanares rebusca en la elegancia de su espíritu mediterráneo, todo ello a la espera de que Daniel Luque se incorporase (ya lo hizo con la misma contundencia con la que lo dejó) a la carrera tras el grave percance de El Puerto donde un toro le partió la pierna en el mejor momento de su carrera.
Naturalmente este 2023 no acaba con los citados: a nadie le pasan desapercibidos ni el completo Ginés Marín ni los golpes puntuales de toreros como Juan Ortega al que la falta de regularidad le deja en territorio de culto de los puristas que no está nada mal, pero no da para liderar. Con las cualidades de este trianero siempre cabrá pensar que hay torero para más a falta de mayor capacidad lidiadora. Seguramente a él le parecerá suficiente, pero es una pena.
